Los familiares de los secuestrados exigen su liberación antes de que Israel comience su incursión terrestre

Los días pasan, cientos de miles de soldados esperan una orden que no llega, crecen la incertidumbre y los rumores sobre las diferencias entre Gobierno y Ejército y suben de tono las protestas de los familiares de las más de 200 personas capturadas por Hamás, que quieren que los suyos vuelvan sanos y salvos a casa. El grupo islamista sabe el valor de sus cautivos e informó en su cuenta de Telegram de que al menos cincuenta han muerto a causa de los bombardeos, más presión para Benjamín Netanyahu. A primera hora del día el Ejército fijó en 224 el número de cautivos que ha podido confirmar.

Los tanques de Israel entraron en Gaza pocas horas después del discurso que dirigió la noche del miércoles Benjamín Netanyahu a la nación con el objetivo de «preparar el terreno» para la próxima fase de la guerra. Fue una incursión puntual, que no recibió la respuesta de Hamás, en la que los soldados alcanzaron «numerosos» terroristas, infraestructura y posiciones de lanzamiento de misiles guiados antitanques. El movimiento, que no fue la primera incursión, tuvo más de impacto psicológico que estratégico y sirvió para mostrar a los israelíes que se dan los primeros pasos por tierra.

A última hora de la tarde, el Ejército también informó de la muerte del número dos de la Inteligencia de Hamás, Shadi Barud, a quien le acusaron de planificar el ataque contra Israel del 7 de octubre junto a Yahya Sinwar, máximo dirigente en la Franja y gran objetivo israelí.

Mientras los medios de todo el país se hacían eco de los primeros tanques en la Franja, las familias de las personas capturadas por Hamás en el kibutz de Kfar Aza se movilizaron a las puertas del Ministerio de Defensa en Tel Aviv. En esta pequeña comunidad agrícola a las puertas de Gaza, los islamistas mataron a 62 personas y se llevaron a 17. Los supervivientes del kibutz llevaban pancartas que rezaban eslóganes como «Nuestros corazones están cautivos en Gaza» o «Ya hemos enterrado a demasiada gente». Fue uno de los lugares más castigados en la matanza cometida por Hamás en las proximidades de la Franja, que dejó más de 1.400 muertos.

Entre los participantes en la movilización estaba la leyenda del fútbol israelí Eyal Berkovic, ex del Manchester City y otros equipos de Premier, que ejerció de portavoz y declaró ante los medios que «ir a ocupar Gaza significará otros 500 soldados muertos, otros 200 secuestrados y los secuestrados también morirán. Es imposible ocupar Gaza y traer de vuelta a los secuestrados. No funcionará. Primero deberían traer de vuelta a los secuestrados y luego podremos hablar».

La petición de las familias es clara, piden a Israel que priorice a sus seres queridos y, una vez lograda su liberación, siga con sus planes de acabar con Hamás. Los islamistas saben que tienen una carta de gran valor en su manga e insisten en que nuevas liberaciones estarán sujetas a la entrada de ayuda y combustible. Hasta ahora han puesto a libertad a cuatro mujeres y Qatar se ha erigido como el gran mediador en este complicado proceso.

Irán es uno de los grandes apoyos que tiene Hamás en la comunidad internacional y su ministro de Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, recordó que el grupo ya ha hecho pública su condición para liberar a los cautivos, «vaciar las cárceles de Israel y poner en libertad a 6.000 presos palestinos».

Gaza se muere de hambre y sed por culpa del bloqueo impuesto por Israel. La cifra de fallecidos supera los 7.000, los hospitales ya sólo pueden atender urgencias y los bombardeos se ceban con el sur, la parte a la que el Ejército pidió a los civiles que se fueran. Apenas doce nuevos camiones lograron el permiso israelí para cruzar el paso de Rafah y entraron con alimentos, agua y medicinas, ni una gota de combustible, confirmó la Media Luna Roja.

Desde UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, insistieron un día más en que «si no llega combustible a Gaza, nos veremos obligada a reducir significativamente y, en algunos casos, a detener las operaciones humanitarias en toda la Franja. Las próximas 24 horas son muy críticas».

Ante un nuevo viernes de oración, el tercero desde que estalló la guerra, Hamás llama a los musulmanes del mundo a manifestarse para pedir la apertura del paso de Rafah, que conecta Gaza con Egipto.