Erdogan se enfrenta a las protestas más graves de la última década tras la detención del alcalde de Estambul

Erdogan se refirió por primera vez a la inestabilidad interna provocada por el arresto y dejó claro que «Turquía no es un país que se rendirá ante el terrorismo callejero». Todo un aviso para quienes se animan a manifestarse. El presidente dijo que «no permitiremos bajo ningún concepto que el CHP y sus partidarios alteren el orden público y perturben la paz de nuestra nación mediante provocaciones».

Imamoglu cumplió el cuarto día detenido, el máximo permitido por la Justicia, y la cadena Halk informó a última hora de la tarde de este sábado que compareció ante la fiscalía y que ''técnicamente, las declaraciones tienen que estar terminadas a las 6 de la mañana. La decisión podría posponerse hasta mañana por la mañana'». El alcalde planeaba presentarse a las primarias del socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP) de este fin de semana para convertirse en el candidato dispuesto a hacer frente a Erdogan en las presidenciales previstas para 2028.

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Los opositores consideran que su detención es una medida para dejar de lado al único rival que había demostrado capacidad de derrotar al líder islamista en las urnas, tras sus victorias en los dos últimos comicios municipales de Estambul. Desde el Gobierno pidieron respeto a la justicia y acusaron al principal partido de la oposición de «atacar a nuestro presidente e incitar a nuestro pueblo contra las instituciones del Estado».

El dirigente del CHP fue detenido junto a más de un centenar de personas, entre ellas funcionarios municipales y empresarios, y fueron acusados de malversación de fondos y corrupción. La fiscalía también acusó a Imamoglu de cargos de terrorismo que se le imputan por colaborar con la formación pro kurda antes de las elecciones locales del año pasado, en las que volvió a imponerse con claridad al islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).

Con la llegada del fin de semana las protestas fueron más concurridas en Estambul y por ello se impusieron restricciones a la entrada y salida de la ciudad y la prohibición de todas las manifestaciones y eventos se extendió hasta el 27 de marzo. En las universidades se vive una situación no oficial de huelga indefinida y en cada tarde se repiten las caceroladas en los barrios de la mayor ciudad de Turquía, bastión de la oposición al islamismo.

El alcalde negó todos los cargos que se le imputan. La prensa turca, bajo control del gobierno casi en su absoluta totalidad, recogió el testimonio del político del CHP, quien declaró que «rechazo rotundamente las acusaciones». Esta investigación se centra en la difamación y la invención de delitos. Carece de fundamento lógico, legal o convincente». El alcalde denunció que «la única razón por la que estoy aquí se debe a una intervención política y a un modelo de persecución política en mi contra. Desafortunadamente, esta forma de lucha lleva años en curso y se manifiesta como acoso judicial«. La fiscalía presentó siete cargos contra el alcalde.

La indignación nacional por la detención de Imamoglu es directamente proporcional a la pasividad internacional. Pocos días antes de la detención, Erdogan habló por teléfono con Donald Trump y el enviado estadounidense para Oriente Próximo, Steve Witkoff, declaró que la conversación fue «transformadora», y añadió que «creo que van a llegar muchísimas noticias buenas y positivas desde Turquía en este momento». La analista política turca Gönul Tol, autora del libro 'Erdogan's War: A Strongman's Struggle at Home and in Syria', escribió en su perfil de X que «el regreso de Trump a la Casa Blanca ha generado un clima internacional en el que los autócratas piensa que pueden hacer todo lo que quieren».