Draghi, primer ministro en funciones y hacia elecciones en septiembre

En el inmediato futuro, muchas serán las consecuencias políticas, económicas y en política exterior tras la caída del Gobierno Draghi

El comisario de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, ve riesgos de que la economía italiana termine en la «tormenta perfecta»

Draghi abandona el Parlamento italiano reuters

«Gracias. Me acercaré al Quirinal para comunicar mis decisiones». Solamente esta frase ha dicho esta mañana Mario Draghi en la Cámara de diputados, con cierta emoción reflejada en el rostro. Un brevísimo discurso, acogido con aplausos sobre todo de los escaños del Partido ... Democrático, la fuerza política que le ha sido más fiel. «Gracias por esto (aplauso), por supuesto a veces incluso los banqueros centrales usan el corazón» dijo Draghi con una sonrisa, evocando un chiste que contó recientemente en una cena con los corresponsales extranjeros en Roma. «Me viene a la mente el chiste -contó Draghi- de uno que está esperando un trasplante de corazón y puede elegir entre el de un joven de 25 años en espléndidas condiciones físicas y el de un banquero central de 86 años. Elige este último. '¿Pero cómo?', le preguntan. 'Eh, porque nunca se ha usado'», concluyó Draghi con un sonrisa.

Tras abandonar la Cámara de Diputados, el expresidente del Banco Central Europeo se dirigió de inmediato al Palacio del Quirinal para presentar la dimisión al presidente de la República, Sergio Mattarella. Después del coloquio, el Quirinal ha hecho público un comunicado donde se explica que «Mario Draghi, tras haber informado sobre el debate y votación de ayer en el Senado, reiteró su dimisión y la del Gobierno. El Ejecutivo permanece en funciones para la gestión de los asuntos corrientes». Después, el Quirinal ha hecho saber que el presidente Mattarella recibirá esta tarde a los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados. Tras escuchar a ambos, el Jefe del Estado puede disolver las Cámaras o una de ellas. Faltaría por comunicar la fecha de las elecciones, pero se apunta dos posibles fechas: el 18 o el 25 de septiembre. No se descarta que el presidente Mattarella se dirija al país con un discurso, teniendo en cuenta la enorme preocupación que ha causado la caída del Gobierno Draghi. Baste pensar en el amplísimo pronunciamiento que hubo en Italia por parte de los alcaldes, todo tipo de asociaciones, sindicatos, empresarios y destacados representantes de la Iglesia para que Draghi permaneciera en el Palacio Chigi.

Tras una crisis de Gobierno surrealista, incomprensible para la mayoría de los italianos, el Ejecutivo de unidad nacional ya no existe y esta mañana se ha puesto fin a una de las peores legislaturas de las últimas décadas en Italia. Ha durado 17 meses y 7 días. Cae el tercer Gobierno en poco más de tres años, después de que se hayan sucedido 8 Ejecutivos en la última década (Berlusconi, Monti, Letta, Renzi, Gentiloni, Conte, Conte II y Draghi), 4 de ellos ni siquiera habían sido elegidos en las urnas (Monti, Renzi, Conte y Draghi).

Inestabilidad política

Con una crisis causada por los populistas, tanto los del Movimiento 5 Estrellas y la Liga, con la idea de recuperar consenso, Italia entra ha sido en una nueva etapa de inestabilidad y de caos político, lo que refleja una crisis de su sistema, para preocupación de las instituciones italianas y con repercusiones negativas para la Unión Europea, donde el país transalpino vuelve a ser centro de inquietud. El comisario de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, ve riesgos de que la economía italiana termine en la «tormenta perfecta». De hecho, esta mañana la Bolsa de Milán ha comenzado a pagar la crisis de Gobierno, como lo hizo ayer. En la apertura ha registrado -2% , con la prima de riesgo, el diferencial con Alemania, disparada a 243 puntos, con una deuda pública insoportable del 150 % en relación con el PIB.

Es evidente que el final del Ejecutivo del expresidente del Banco Central Europeo tendrá muchas repercusiones en Italia. Las económicas serán muchas, y empiezan a notarse con la inquietud en Bruselas y en los mercados. Draghi estaba poniendo en orden las cuentas públicas italianas, ha conseguido imprimir crecimiento económico a un país que estaba paralizado durante dos décadas y había restablecido la credibilidad internacional de Italia. Además, el prestigio y la credibilidad del expresidente del Banco Central Europeo era un dique de contención contra los populismos y sus políticas erróneas. Lo ha dejado muy claro el politólogo y profesor de Historia Contemporánea, Giovanni Orsina, con este cometario: «La oferta política de los populistas es mediocre y está inevitablemente destinada al fracaso».

Consecuencias política exterior

Las consecuencias políticas serán inmediatas. El centroderecha se perfila, según las encuestas, ganador en las próximas elecciones generales. Pero está por ver el resultado, porque el electorado le podría hacer pagar a la derecha el haber causado, junto al Movimiento 5 Estrellas, la caída del Gobierno. De momento, en el partido de Forza Italia se están produciendo muy significativas deserciones, en desacuerdo con su líder, Silvio Berlusconi, por haber dejado caer a Draghi y convertirse en un partido que sigue el extremismo de Matteo Salvini. Hoy se marchó de Forza Italia el ministro de la Administración Pública, Renato Brunetta, próximo a Draghi. En una nota, Brunetta explica el portazo al que fue su partido durante muchos años: «Al no votar confianza en Draghi, FI traicionó su historia. No soy yo quien se va, es Forza Italia la que reniega de su historia y se deja así misma», en clara alusión a que FI ya no es lo que era al someterse a la línea de la Liga de Matteo Salvini.

Al abandono del ministro Brunetta de FI, para dar idea de la altísima tensión que se vive en algunas fuerzas políticas, basta añadir otro episodio muy significativo, protagonizado por Mariastella Gelmini, ministra de Asuntos Regionales. La ministra estalló contra su archienemiga la senadora Licia Ronzulli, una poderosa política de FI por estar en el círculo mágico que vela por Berlusconi. Al encontrarla, Gelmini le espetó: «¿Contenta ahora que mandaste al gobierno a casa?» Ronzulli respondió: «Ve a llorar a otro lado y tómate un Xanax» (un fármaco para la ansiedad).

Descrédito de Italia y regocijo en Moscú

Tras el Ejecutivo Draghi, también podrían cambiar algunas líneas de la política exterior. El primer ministro en funciones ha seguido una muy firme, y con gran liderazgo, a favor de la Alianza Atlántica y de la Unión Europea. En cambio, el líder de la Liga, Matteo Salvini, es conocido por haber sido un gran admirador del presidente ruso Putin. El regocijo será grande en el Kremlin. Carlo Calenda, líder de Azine, partido centrista, ha publicado un tuit con fotos de Salvini y Silvio Berlusconi con Putin, haciendo referencia a la amistad del presidente ruso con ambos. En un artículo titulado «Por qué la crisis del Gobierno Draghi conviene a Putin», el respetado profesor de Ciencias Políticas Sergio Fabbrini, en 'Il Sole 24 Ore', afirma: «Fue Draghi quien presionó para que se aprobaran los distintos paquetes de sanciones a Rusia, a pesar de la resistencia de Macron y Scholz. Fue Draghi quien presionó por un techo en el precio del gas ruso. Fueron Draghi y Macron quienes habían dado impulso a la propuesta de una Europa de la defensa. La agresión rusa contra Ucrania había encontrado una Italia inequívocamente ubicada en el corazón de Europa y Occidente. Al cuestionar al gobierno de Draghi, se cuestiona a la dirección italiana del frente antiputiniano». En definitiva, en Moscú seguramente se brindará con vodka por el adiós del odiado atlantista Mario Draghi.

Las repercusiones que la caída de Draghi tendrá también para Europa lo explica hoy The Economist: «Después de solo 17 meses, Draghi es víctima de lo peor (de la clase política italiana): la ambición, el egoísmo por sus intereses y la incapacidad de comprender o preocuparse de que los eventos en su atribulado país tienen implicaciones desafortunadas mucho más allá de sus fronteras».

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