Draghi, dispuesto a continuar si se aceptan sus condiciones
Este miércoles, día decisivo en la crisis, con discurso de Draghi en el Senado y votación de confianza por la tarde
Enormes presiones en Italia y desde el exterior pidiendo su permanencia como primer ministro. El 66 % de los italianos no es partidario de que se convoquen elecciones y prefiere la continuidad del Gobierno Draghi
Será uno de los discursos más importantes en la carrera de Mario Draghi. En la mañana de este miércoles, a las 9,30 horas, el primer ministro hablará en el Senado para explicar su dimisión, presentada el pasado jueves y rechazada luego por el presidente de la República, Sergio Mattarella. Después del debate parlamentario, en el que intervendrán los líderes de las fuerzas políticas, habrá un voto de confianza a Draghi. Al día siguiente, será el turno de la Cámara de Diputados, donde por la tarde se votará la confianza. Draghi cuenta con los números suficientes para ganar la votación en ambas cámaras.
Ante las innumerables presiones que está recibiendo en Italia y desde el exterior, el primer ministro parece dispuesto a continuar, si se aceptan sus condiciones: teniendo en cuenta que las fuerzas políticas piensan ya en las elecciones (si se completa la legislatura serían en mayo), Mario Draghi quiere garantías de que los partidos que formen el Gobierno no tendrán un pie dentro y otro fuera, como ha ocurrido en los últimos meses, en particular por parte del Movimiento 5 Estrellas y de la Liga, que buscaban así ganar el consenso que han perdido. El expresidente del Banco Central Europeo está abierto a permanecer al frente del Gobierno, solo con una mayoría que sea operativa. Es decir, no quiere que se le hagan propuestas inaceptables, como la que hizo recientemente el líder de la Liga, exigiendo «poner en el bolsillo de los italianos 50.000 millones de euros», con cargo a los Presupuestos del Estado.
En los cinco días que los partidos políticos han tenido para recomponer la crisis, se ha mantenido alta la tensión, sobre todo por el caos que reina en el Movimiento 5 Estrellas, partido mayoritario del Gobierno, culpable de la crisis al salirse del Senado y no votar en una moción de confianza al Gobierno el pasado jueves. Forza Italia y Liga se han mostrado inflexibles y descartan la posibilidad de volver a gobernar con el Movimiento 5 Estrellas, al que califican de «irresponsable». El M5E sigue en una pelea de todos contra todos, dividido entre quienes desean votar a favor de Draghi y los que desean salir del Gobierno, convencidos de que fuera del Gobierno y en la oposición recuperarán votos.
Enrico Letta, líder del Partido Democrático, la fuerza política que se ha mostrado más fiel al Ejecutivo de Draghi, se entrevistó con el primer ministro en la sede de la jefatura del Gobierno, Palacio Chigi, en la mañana del martes. Este encuentro suscitó enormes recelos en otros partidos de la mayoría gubernamental, hasta el punto de que Forza Italia y Liga se sintieron ofendidos y expresaron «desconcierto» por el encuentro Draghi-Letta. Para evitar suspicacias, Palacio Chigi aclaró que el encuentro Draghi-Leta fue a petición del Partido Democrático. Después, a la caída de la tarde, Draghi también recibió a los líderes de centroderecha, para discutir la actual crisis del gobierno.
Tensión y confusión
Mario Draghi se entrevistó también en la mañana del martes con el presidente Mattarella. El aire político que se respira, con reuniones interminables de los partidos sin resultados concretos, refleja la crisis del sistema político italiano, que a partir del 2013 ha tenido 6 gobiernos en nueve años, con un parlamento dominado por populistas y soberanistas, sobre todo a partir del 2018, cuando el Movimiento 5 Estrellas obtuvo un gran triunfo, con el 33 % de los votos (hoy no llega al 10%). El politólogo y profesor de Historia Contemporánea, Giovanni Orsina, analiza así este curso que está siguiendo el populismo: «la oferta política de los populistas es mediocre y está inevitablemente destinada al fracaso».
Esta enorme confusión recuerda la que se vivió a finales del pasado enero. Entonces, los partidos políticos no se pusieron de acuerdo en un candidato para suceder al presidente de la República, cuando el predestinado parecía Mario Draghi. Al final tuvieron que reelegir nuevamente a Mattarella, quien había dicho por activa y por pasiva que él deseaba marcharse a su casa. En esa crisis se demostró una gran hipocresía en la clase política: muchos parlamentarios decían que estaban con Draghi y a la hora de la verdad lo rechazaron por considerarlo un «técnico» con una personalidad demasiado fuerte como para tener que soportarlo durante siete años en el Palacio del Quirinal. Lo eliminaron con la justificación de que era mejor que estuviera en el Palacio Chigi. Pero aquí también hay muchos políticos que no soportan al «técnico» Draghi, aunque ha demostrado ser también un fino político en muchas ocasiones.
Hacia un Draghi bis
Hoy son muchos los caminos que conducen hacia el objetivo de que Draghi continúe en el Gobierno. Si los partidos que formaron el Ejecutivo de unidad nacional le piden que permanezca y aceptan sus condiciones, es muy difícil creer que Mario Draghi, quien se autocalifica como un «servidor publico», pueda eludir la responsabilidad de no asumir la jefatura del Gobierno en un momento crucial para el país y también para Europa. Se lo han solicitado los principales líderes internacionales, y en Italia el clamor ha crecido de hora en hora para que continúe. En un par de días, 2.000 alcaldes de todas las tendencias han firmado una carta pidiéndole que continúe guiando al país.
La mayoría de los italianos, el 66 % no es partidaria de que se convoquen elecciones. Prefiere la continuidad del Gobierno Draghi, incluso sin el Movimiento 5 Estrellas. En una encuesta publicada por la 'Stampa' este martes, el 73,8 % de los italianos muestra su preocupación por el clima de incertidumbre y confusión que se ha registrado durante esta crisis. Una salida definitiva de Draghi del Gobierno, sería la peor solución para el país y aumentaría la incertidumbre, porque el escenario sería alarmante. Con una deuda externa del 150 %, Italia necesita estabilidad, continuar con sus reformas y seguir recibiendo la lluvia de millones de los fondos europeos (20.000 millones de euros cada seis meses, durante 5 años, en total unos 220 millones de euros). Para la UE y los mercados, la mejor garantía de un Gobierno estable se la da Mario Draghi.
En definitiva, para Italia llegó la hora de la verdad, con un debate parlamentario clave para la legislatura y el futuro del país. El líder del Partido Democrático ha dicho con realismo: «Si no nos ayudamos este miércoles, será difícil pedirle a la Unión Europea que nos salve«. Si se impone una cierta lógica política, el resultado del debate parlamentario terminará con la solución de un Draghi bis.
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