Se desvanece el PRI, el partido que gobernó México 70 años seguidos
Tras las elecciones del domingo, quedó reducido a una formación minoritaria con tan solo dos gobernadores de 32 y un puñado de senadores y diputados
Sheinbaum podrá gobernar sin contrapeso político en México
Ciudad de México
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Iniciar sesiónDurante más de 70 años, buena parte del siglo XX, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue el gran organizador de la vida pública mexicana. Además de poner presidentes, en sus oficinas de la Ciudad de México se definían gobernadores de estados, jefes de ... sindicatos, jueces y magistrados, actores de películas, empresarios favorecidos con negocios estatales y directores de periódicos y revistas. Una hegemonía tan rotunda y mecanizada que el escritor Mario Vargas Llosa la definió como la «dictadura perfecta».
Pero al final del primer cuarto de este siglo XXI ya poco y nada queda de esa omnisciencia. El pasado domingo por la noche el PRI –tras el triunfo arrasador de Claudia Sheinbaum en la carrera presidencial–, quedó reducido a un partido minoritario, con solo dos gobernadores de 32, un puñado de senadores y diputados y su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, desolado y en lágrimas en un hotel de la capital, donde funcionaba el comando electoral de la candidata Xóchitl Gálvez.
El que alguna vez fuera el partido político más gran de América Latina quedó completamente descolocado tras la irrupción de Andrés Manuel López Obrador en la vida pública. El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado por el presidente en 2011, tomó parte del ADN priista y lo aprovechó en su favor.
Similar al peronismo
Al igual que el peronismo argentino, el PRI fue un partido que a lo largo de las décadas canjeó identidad por poder: militarista y receloso de Estados Unidos en sus inicios en los años 30, impulsor de la justicia social en los 40, alineado con Washington después de la Segunda Guerra Mundial, represivo y con mano dura en los 70, acosado por las crisis de deuda de los 80 y neoliberal en los 90, cuando ganaron peso políticos de corte tecnocrático y graduados en universidades de Ivy League.
López Obrador tomó las ideas del PRI previas a la llegada de los economistas de Harvard y Columbia: nacionalismo económico, defensa soberanista y conservadurismo político. Esas son las bases de su discurso y el PRI, a lo largo de este sexenio, nunca estableció una estrategia consistente para hacer frente a una parte de su propia historia ideológica.
En los inicios del gobierno de López Obrador, en 2018, Moreno Cárdenas tenía la idea de que el PRI fuera un partido similar al PSOE. El PRI venía de la peor elección de su historia, con un 16% de los votos.
Apoyo a AMLO
El dirigente, que había llegado a la conducción del partido en 2019, viajó varias veces a Madrid a conversar con políticos socialistas y tuvo intercambios en la Moncloa para hacer 'breainstorming' y reorientar al partido que le tocaba conducir. En privado, Moreno Cárdenas cuenta que un asesor de Pedro Sánchez le recomendó que le cambiara el nombre, el logo y los colores al PRI. La remodelación debía ser absoluta.
En la primera mitad del sexenio de AMLO, el PRI acompañó algunas leyes propuestas por Morena en el Congreso y no había grandes críticas al Gobierno. El problema es que ese ensayo no tenía réditos electorales: los votantes preferían a Morena antes que al PRI «socialdemócrata» y así se comenzaron a perder elecciones en estados y alcaldías. A pesar de la nueva impronta, el partido arrastraba todo tipo de escándalos de corrupción y un gobierno con pésima imagen como el de Enrique Peña Nieto, que terminó con una imagen positiva que rondaba el 20%.
Hacia las intermedias del 2021, Moreno Cárdenas entendió que si quería salvar al PRI este debía pasar a un esquema de oposición permanente hacia López Obrador y de ahí la insólita alianza con sus históricos rivales del Partido Acción Nacional.
Por estas horas, tras la victoria de Sheinbaum, en el PRI culpan a la alianza con el PAN de haber desperfilado al partido y de divorciarlo de lo poco que queda de su base social (el grueso ya ha migrado hacia Morena). También señalan que el tricolor perdió frente a López Obrador uno de sus principales bastiones referenciales: el apoyo a los más vulnerables, que ahora es un monopolio casi absoluto del oficialismo.
López Obrador impulsó alrededor de 20 programas de apoyo social que llegan a 25 millones de personas. A diferencia de la era del PRI, los beneficiarios no tienen que dar contraprestación alguna, solo dejar su identificación y comenzar a recibir el apoyo en su cuenta bancaria o, en su defecto, en efectivo. Por eso en la noche del domingo, en el comando de Gálvez, decían que la base de la elección de Morena estuvo en estos beneficiarios y en sus allegados que también fueron a votar.
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