Sheinbaum podrá gobernar sin contrapeso político en México

Sheinbaum celebró su triunfó en el Zócalo ante cientos de militantes. «Nuestro gobierno será honesto, austero, con disciplina financiera y fiscal, no habrá aumentos a los combustibles y el Banco de México será independiente, garantizaremos la libertad de prensa y de expresión, somos demócratas y nunca haríamos un gobierno autoritario ni represor», alardeó.

Mientras tanto, la perdedora, Xóchitl Gálvez, reconoció la derrota: «Acompañaré desde la oposición, pero siempre remarcando los problemas que tiene México, y cuando sea necesario estaré en las calles para hacérselo ver a la nueva presidenta», subrayó.

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En las horas siguientes al triunfo, y mientras se daban los festejos en el centro de la capital, Sheinbaum fue felicitada por los líderes mundiales, desde el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y sobre todo por los presidentes izquierdistas de la región, como Lula da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia), además del Grupo de Puebla.

El abultado resultado obtenido por Sheinbaum permitirá el impulso al llamado Plan C, un paquete de reformas auspiciado por Andrés Manuel López Obrador, que entregará el gobierno el 1 de octubre, y que apunta a una profunda reforma del Poder Judicial, así como también a la militarización definitiva de la seguridad interior.

El punto más crítico del paquete es un artículo que estipula que los integrantes de la Corte Suprema se elijan por el voto popular, algo que es rechazado por los magistrados y que la oposición denuncia por considerarlo un atropello institucional.

«¿Ejecutará el plan C antes de irse?», se le preguntó este lunes al presidente en su conferencia matutina en el Palacio Nacional. «Es parte de lo que vamos a hablar con la presidenta electa y presidenta constitucional; creo que la nueva legislatura se inicia en septiembre y yo termino en septiembre», respondió. «Nos tenemos que poner de acuerdo sobre estas iniciativas con Claudia, no quiero yo imponer nada», expresó dejando claro que no pretende influir en el gobierno de su sucesora.

«Yo sí pienso que se debe abordar el tema de la reforma porque no es posible mantener un Poder Judicial que no esté al servicio del pueblo, que esté al servicio, como es de dominio público, de una minoría y a veces de la delincuencia organizada y de cuello blanco, debe haber un Poder Judicial que represente a los mexicanos, incorruptible», dijo el mandatario saliente.

Con las cifras de conteo rápido que dio a conocer la presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei, el domingo por la noche, Morena y sus aliados habrían obtenido entre 346 y 380 diputados y entre 76 y 88 senadores, alcanzando así la mayoría calificada.

La Constitución mexicana establece que para la aprobación de reformas a la misma y para otros procedimientos legislativos se requiere de mayoría calificada, es decir, el voto a favor de dos terceras partes de los legisladores presentes en el salón de plenos, en ambas cámaras del Congreso de la Unión. En el caso de la Cámara de Diputados se requerirían 334 votos, de estar presentes sus 500 integrantes, y en el del Senado 85 de 128 legisladores.

La oposición vive sus horas más bajas tras conocerse los resultados. En el entorno de Gálvez, el domingo al mediodía había optimismo y se creía que Sheinbaum sería presidenta por un dígito, cuando, al final, lo será por 30 puntos.

Fue tan intensa la ola en favor del oficialismo que se dieron resultados impensados. La candidata de Morena en Veracruz tuvo una campaña de altibajos, con denuncias de corrupción y supuesto enriquecimiento ilícito, y, sin embargo, arrasó. En Morelos sucedió algo similar, el actual gobernador morenista, que estaba completamente desprestigiado por una crisis de seguridad, también ganó.

En la capital, Ciudad de México, donde se hablaba de una elección muy pareja, la candidata oficialista, Clara Brugada, se impuso al panista Santiago Taboada por 10 puntos. La oposición entendía que podía ganar la capital y hasta el presidente había dicho en una de sus conferencias que la urbe se había vuelto «de derechas y conservadora», pero no fue así.

Tras el fracaso de la oposición, este lunes ya se pudieron ver movimientos de desestabilización contra el dirigente del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, así como contra el líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro Moreno Cárdenas. A ambos se los responsabiliza, de momento en voz baja, de la estrepitosa derrota.

La queja más repetida es que el electorado se sintió muy desorientado frente al hecho de que dos partidos políticos históricamente rivales ahora sean aliados. A eso se agregaría la elección de varios candidatos salpicados por diversos escándalos.

Mientras tanto, la presidenta electa ya comienza a dar pistas de su futuro gabinete. Ayer se conoció que el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez De la O, continuará en el cargo. Se trata de un técnico respetado por los mercados y su confirmación es un guiño al poder económico en un país cuya economía da señales de desaceleración.

La seguridad estaría a cargo de Omar García Harfuch, que fue el secretario del mismo ramo cuando Sheinbaum gobernó la Ciudad de México. García Harfuch promete desarrollar un modelo de alcance federal y basado en profesionalizar a las policías estatales y realizar una fuerte inversión en inteligencia.

El país que le espera a Sheinbaum es altamente complejo. Un territorio en el cual, según diversas estimaciones, el crimen organizado controla más de 30%, con altos niveles de violencia y días en los que mueren más de 120 personas asesinadas.

Ante este panorama, la hegemonía política de Morena se presenta como un desafío para el análisis poselectoral, que incide en que su éxito se debería a los buenos números macroeconómicos y la falta de estrategia de la oposición.