La crisis de Ucrania abre una profunda brecha diplomática entre Francia y Alemania

El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, que confirmó ayer el aplazamiento en Berlín, se refirió a varios problemas de agenda, causados por el hecho de que cuatro ministros alemanes no pueden asistir a la cita en Fontainebleau del próximo miércoles. Hebestreit habló de «citas paralelas» que no pudo precisar y apuntó a que el próximo consejo de ministros conjunto podría realizarse en enero. Pero también citó la necesidad actual de coordinación sobre «temas bilaterales» todavía abiertos como una de las razones para el aplazamiento.

No entró en detalles al respecto, pero fuentes del Gobierno precisaron más tarde que «es necesario más tiempo para la coordinación, especialmente para cuestiones en las áreas de defensa y energía». «Por lo tanto, Scholz y Macron han decidido posponerlo», añadían las mismas fuentes, que rechazaban confirmar o desmentir que entre los asuntos en los que las posiciones de Berlín y París son todavía demasiado distantes como para sentarse a la misma sea esté el proyecto del gasoducto MidCat. También se ha filtrado a través de la revista de internet 'Politico' que Francia quería presionar un acuerdo previo a la próxima cumbre de Bruselas del que Berlín no da detalles. «Para la próxima cumbre de la UE en Bruselas, se ha acordado firmemente una reunión entre el canciller Olaf Scholz y el presidente francés, Emmanuel Macron», dice Hebestreit, «y también hay conversaciones sobre la posibilidad de que Scholz viaje a París para una reunión con Macron el miércoles de la próxima semana sin ningún ministro».

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Varios son los asuntos responsables del enfriamiento en las relaciones bilaterales. La cuestión del MidCat, proyecto que Alemania apoya junto a España y Portugal y al que Macron se empeña en seguir poniendo obstáculos para favorecer al sector nuclear francés, muy especialmente su negativa siquiera a sentarse a negociar sobre el tema, disgusta a la coalición de gobierno alemana, que en estos momentos lucha desesperadamente para independizarse del gas ruso y busca fuentes alternativas de suministro, tanto a corto como a medio y largo plazo. Macron ha dado por zanjado el asunto con un solo argumento que ha resumido en solo dos palabras: «Absolutamente innecesario». Berlín considera en cambio que la necesidad de mejora de las infraestructuras europeas en esta crisis energética es «indiscutible».

También hay desacuerdos sobre el alcance de los pactos a los que debe llegarse en el próximo consejo de ministros conjunto. Macron se ha pronunciado a favor de «metas ambiciosas», mientras que Scholz ha sido más cauteloso. Tras su reunión en la Cancillería alemana del pasado 3 de octubre, Macron ya se mostró decepcionado por la falta de intensidad de la cooperación. Si bien Alemania y España adoptaron un plan de acción bilateral integral en las consultas de La Coruña, esta vez Berlín no ha planeado nada similar con Francia.

Y fuentes de la Embajada francesa en Berlín apuntan a que en París se ha despertado cierta desconfianza. También señalan cuidadosamente que Scholz prácticamente no mencionó la cooperación franco-alemana en su reciente discurso sobre política europea en Praga. Y que ha sido irritante en el Elíseo que la Cancillería alemana, como su socio más cercano en Europa, no informara con anticipación del paquete de ayuda de 200.000 millones de euros implementado por el Gobierno alemán para paliar los efectos económicos de la crisis energética, un tipo de avisos previos que venía siendo habitual hasta ahora. La cuantía de estas ayudas ha dejado en inferioridad de condiciones a las industrias del resto de países europeos que, por no tener tanto músculo financiero como Alemania, no son capaces ni siquiera de soñar con ayudas de semejante calado.

En Berlín han crecido las dudas sobre el futuro del proyecto conjunto previsto con Francia para construir un avión de combate de sexta generación, en el que también participa España. Macron había seguido adelante con el proyecto FCAS con la excanciller Angela Merkel, a pesar de la resistencia en la industria y ahora se encuentra con que Alemania da largas. Las empresas involucradas discuten, entre otras cosas, sobre los derechos de uso de las patentes. Tanto Scholz como su ministra de Defensa, Christine Lambrecht, habían indicado recientemente que están dispuestos a acomodar a Francia en las reglas para la exportación de sistemas de armas producidos en conjunto, pero el ministro de Economía, el verde Robert Habeck, presentó la semana pasada reglas mucho más restrictivas.