La coalición de Merz y el SPD anuncia deportaciones, más gasto en defensa y mili voluntaria: «Estamos aquí para protegeros»
El futuro canciller, Friedrich Merz, asegura que el Gobierno con el SPD da a Europa una señal de «estabilidad y fuerza»
Conservadores y socialdemócratas alcanzan un acuerdo para formar Gobierno en Alemania

«Este acuerdo es una clara señal para los ciudadanos alemanes, pero también para el resto de los europeos: Alemania recibe un nuevo gobierno que va a aportar estabilidad y fuerza», anunciaba el miércoles el conservador Friedrich Merz el final de las negociaciones de coalición ... con los socialdemócratas del SPD. «Estamos aquí para demostrar que es desde el centro es desde donde se pueden solucionar realmente los problemas, además de describirlos», se refirió indirectamente al ascenso en las encuestas de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), que ha escalado desde las elecciones del 23 de febrero hasta empatar con la CDU en el 24%.
Merz adelantaba que Alemania participará en el «punto de inflexión» global y que lo hará de forma activa. «Alemania debe mejorar en política exterior y de seguridad», juzgó, al tiempo que anunciaba que el gasto en defensa se incrementará significativamente y que, de acuerdo con el modelo sueco, el servicio militar debe fortalecerse sobre la base de la voluntariedad.
Seis semanas de negociación
Tras seis semanas de tira y afloja, presionados por la política interna alemana y por la situación internacional, los partidos del gobierno «negrirrojo» aligeraron a última hora los pliegos de exigencias y han acordado ir resolviendo sobre la marcha cuestiones financieras abiertas y sujetas a un contexto cambiante por momentos, debido a los aranceles de Trump. «Mi mensaje para Trump es que Alemania ha vuelto y está en el camino correcto. Cumpliremos con nuestras obligaciones en materia de defensa y reforzaremos nuestra competitividad. Y que esto no vale sólo para Alemania, sino para toda la UE», respondió Merz a la pregunta de un periodista estadounidense. «Completamente de acuerdo», se limitó a añadir, a su izquierda, el socialdemócrata Lars Klingbeil, futuro ministro de Finanzas. «O como dice siempre Schwarzenegger: I’ll be back», restó tensión el presidente de Baviera Markus Söder, con un guiño que arrancó una sonrisa general.
«Ya estamos aquí, para protegeros y apoyaros, a todos los que estáis trabajando duro en este país, independientemente de donde hayáis nacido», siguió Söder, que resumió el acuerdo en «más libertad y menos burocracia, más eficiencia y menos impuestos, más Bundeswehr y menos inmigración ilegal». Se refería sin duda a la reducción de un 1% del impuesto de sociedades, desde el actual 29,93%, a una reducción del impuesto sobre la renta a mediados de legislatura que no aparece detallada en el texto del acuerdo y a la pensión activa, para dar a los empleados que han alcanzado la edad de jubilación más oportunidades de seguir trabajando y mayores incentivos. Merz ha cifrado un inminente «empequeñecimiento de la Administración del 8%» y aseguró que se va a abolir la ley de calefacción de Scholz. Las empresas de gran consumo energético se verán aliviadas con un precio de la electricidad industrial y se reducirán los gravámenes y las tarifas de red al menos cinco céntimos por kilovatio hora. La Unión y el SPD también quieren reducir a la mitad las tarifas de la red de transporte, que son un componente significativo del precio de la electricidad.
Consenso en inmigración
Apenas se conocía el contenido del texto del acuerdo ‘Responsabilidad para Alemania’, denominado más familiarmente ‘Pacto Alemania’ por los negociadores, se abría un debate sobre qué partido ha capitulado en mayor medida en favor del otro. La conversión del «dinero ciudadano» en una tarifa única para parados de larga duración se considera una cesión del SPD. La permanencia del ‘Soli’, impuesto de solidaridad para redistribuir riqueza al este de Alemania, una abdicación, en cambio, de la CDU. Merz tranquilizó a sus votantes decepcionados por el levantamiento del freno a la deuda acotando que, del fondo para infraestructuras de 500.000 millones de euros, sólo se utilizarán 153.000 millones en los primeros dos años. «Tranquilos, el dinero todavía no se ha gastado», serenó.
Uno de los asuntos más espinosos, la inmigración, parece haber contentado a todos. Merz habló de una «ofensiva de repatriaciones» y del cese de admisiones de reunificación familiar. Söder se felicitó por el «regreso» a la época anterior a 2015 y citó rechazos en las fronteras, deportaciones de criminales a Afganistán y Siria y la introducción de una tarjeta en toda Alemania en lugar de ayudas en efectivo. Klingbeil celebró por su parte que «Alemania es y seguirá siendo un país de inmigración». «No podremos permitirnos todo en el futuro», comenzó a mentalizar a sus bases, que serán consultadas sobre este acuerdo.
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