La Cámara de Representantes de EE.UU. aprueba la suspensión del techo de la deuda acordada por Biden y McCarthy

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David Alandete

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El texto acordado impone que EE.UU. suspende el techo de su deuda -hasta ahora estaba colocado en 31,4 billones de dólares- hasta el 2 de enero de 2025 a cambio de recortes de gasto federal. Después de meses de tensión, el acuerdo obtuvo un acuerdo mayoritario: 314 votos a favor 117 en contra.

Tanto el Tesoro de EE.UU. como los mercados, instituciones financieras y buena parte de la clase política habían advertido del potencial «catastrófico» para la primera economía mundial -y sus ramificaciones en todo el planeta- si se producía la situación de impago.

Era evidente de que no estaba en el interés ni de la Casa Blanca ni de sus rivales republicanos que eso se produjera. Pero se enzarzaron en un baile largo para tratar de extraer las máximas concesiones los unos de los otros.

McCarthy y los republicanos consideran que el nivel de gasto y de deuda de EE.UU. es inadmisible y peligroso y exigieron amplios recortes en programas sociales para dar su brazo a torcer y suspender el techo de la deuda. Tras negociaciones arduas, finalizadas el pasado fin de semana, han logrado extraer recortes modestos -endurecimiento de las condiciones para acceder a programas de alimentos o para acceder a programas sociales para familias- y un límite del 1% en el gasto para el año fiscal 2025. No toca, eso sí, los grandes capítulos de gasto, como las pensiones de la Seguridad Social o Medicare, la cobertura médica pública para jubilados.

Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, el acuerdo supondrá un recorte de gasto de 1,5 billones en un periodo de diez años. McCarthy, para alentar a la bancada republicano, lo celebró como «los mayores recortes de gasto de la historia de EE.UU.», algo que es cuestionable.

Era un intento de imponerse ante la oposición de un grupo minoritario, pero relevante, de legisladores republicanos. Es el mismo sector que le puso contra las cuerdas el pasado enero para confirmarse como presidente de la Cámara y ahora le ha vuelto a cuestionar por este acuerdo.

«La adicción de Washington al gasto es irresponsable y simplemente equivocada», defendió McCarthy, que celebró con euforia la votación. Así que parémoslo. Seamos honestos, esta ley no lo para. Pero por primera vez, empezamos a girar el rumbo del barco. Y no será la última».

Biden también celebró una votación que evita el que sería el primer impago de la historia de EE.UU. «Ninguna parte ha obtenido todo lo que quería», reconoció, después de que varios diputados del ala izquierdista criticaran las cesiones en programas sociales. Una de sus principales figuras, Alexandria Ocasio-Cortez aseguró que «no es aceptaba e que los republicanos tomen como rehén a la economía de EE.UU.».

El siguiente paso será en el Senado, donde también hay legisladores díscolos en ambos partidos, pero donde se espera que haya consenso para evitar el impago. Lo que no puede haber es fallos procedimentales: el debate de la medida y su votación tendrán que producirse como tarde este fin de semana.