Suscribete a
ABC Premium

El fin de la autocomplacencia sueca

El mito del paraíso sociademócrata, una comunidad fuerte, socialmente justa y pacífica, se derrumba tras el giro electoral hacia el bloque de derechas

La primera ministra sueca , Magdalena Andresson, habla durante una conferencia de prensa después de presentar su renuncia al presidente del Parlamento sueco el 15 de septiembre de 2022 AFP
Rosalía Sánchez

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Quien haya visitado tiempo atrás Estocolmo y vuelva a hacerlo estos días comprobará que la principal diferencia es que, en las calles y mercados, se habla de política. Una parte de la población se manifiesta presa de profunda conmoción por el resultado electoral logrado ... por la extrema derecha de Jimmie Åkesson, que obtuvo el 20,7% de los votos en las elecciones del pasado domingo, mientras otros parecen triunfantes y eufóricos, por la formación de un gobierno de coalición de derechas que estará sin embargo liderado por el conservador moderado Ulf Kristersson. Los primeros repiten que el Partido Socialdemócrata sigue siendo el partido más votado, con el 30% de los votos, e incluso se aferran a la posibilidad de que la escasa mayoría del bloque conservador, 176 contra 173 escaños, permita en algún momento de la legislatura «darle la vuelta al salmón». Los segundos hablan de «esperanza» y de «descanso». «Por fin se van a arreglar las cosas», dice Per Winnberg, camino al trabajo en Stadsgården , «lo que ha estado pasando estos últimos años, los constantes tiroteos, el miedo... creo que el nuevo Gobierno va a cambiar eso». Se refiere sin citar la estadística a que cada semana, desde principios de año, al menos una persona ha sido asesinada en Suecia y los perpetradores son a menudo menores de edad. Incluso la hasta ahora primera ministra, la socialdemócrata Magdalena Andersson, ha calificado de «epidemia» los tiroteos y el portavoz de la policía Christer Fuxborg los atribuye a los nuevos clanes que compiten por el comercio de la droga. En la campaña, todos los partidos han admitido que Suecia tiene un serio problema de integración que rompe su tradicional paz social y el crecimiento de una peligrosa brecha entre la Suecia rica y las áreas con alto desempleo, bajo nivel educativo y una sociedad paralela. Y el beneficiario de todo ese consenso ha sido Åkesson.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia