Argelia abre un abismo con la Francia de Macron: se prohíbe el francés en las escuelas
En los últimos tiempos, el país se ha acercado a la Rusia de Vladímir Putin
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Corresponsal en París
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Iniciar sesiónArgelia ha prohibido la enseñanza del francés en sus escuelas públicas y privadas, desde el principio del nuevo curso escolar, a primeros de septiembre. Comienza una histórica guerra cultural, que tiene inflamables ramificaciones militares, diplomáticas, políticas, sociales y culturales.
El territorio que hoy ... se llama Argelia ha sido plurilingüe desde hace siglos. La lengua y la cultura bereber son muy anteriores a la llegada del islam a todo el Magreb. Tras el bereber, el árabe clásico y el árabe dialectal, el francés fue, desde la colonización (1830 - 1962), lengua oficial, lengua oficiosa, y la lengua del diálogo cultural y económico con Europa, Occidente.
Desde la independencia (1962), sucesivos gobiernos argelinos relegaron el francés a un segundo plano relativo, confiriendo al árabe (coloquial y clásico, lengua sagrada para el islam) y el bereber el estatuto de lenguas oficiales. Gran parte de la cultura argelina, literaria, ensayística, económica, comercial, ha utilizado el francés como primera o segunda lengua, utilizada, así mismo, por la gran mayoría de los escritores argelinos de nuestro tiempo. En su día, una gran escritora argelina, Assia Djebar, fue elegido miembro de la Academia francesa.
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Argelia es el tercer país francófono del mundo. Argelia es independiente desde hace sesenta años, con unos recursos propios excepcionales (exportación de gas). Pero los sucesivos gobiernos argelinos han sido incapaces de combatir la pobreza, culpando a la antigua potencia colonial de todas las lacras que sufre la sociedad argelina desde hace décadas.
Alejándose de la Francia de Emmanuel Macron, Argelia decidió confirmar unas «relaciones diplomáticas y militares privilegiadas» con la Rusia de Vladímir Putin. Cuando varios Estados africanos se alejan de Francia, pidiendo la retirada francesa de África (Níger, Burkina Fasso, Malí), Argel decide apoyar el aumento de presencia militar y diplomática rusa en el continente africano.
Afecta a Europa
El alejamiento y ruptura con Francia, acompañada del acercamiento a la Rusia de Putin, tiene unas consecuencias que afectan directamente a toda Europa.
Cuando la Francia de Macron decidió combatir el «separatismo islamista», Argelia prefirió reafirmar el puesto del árabe clásico en la enseñanza pública y privada. En Argelia, como en otros países árabes, el árabe coloquial es una lengua laica, 'profana', mientras que el árabe clásico, la lengua del Corán, es una lengua sagrada, que confiere a las autoridades religiosas un poder más que considerable.
Argelia lleva varias décadas luchando y dialogando con el islam magrebí. Pero prefiere prohibir la lengua francesa (colonial) y reafirmar el estatuto de lengua oficial de la lengua coránica, para insistir en su independencia hostil a Francia y Occidente.
Esa dimensión religiosa de la guerra cultural contra el francés también tiene una dimensión social muy profunda. Desde hace años, la contestación de la juventud argelina (plurilingüe), expresa su descontento en árabe coloquial y en francés.
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Cuando los estudiantes argelinos se han tirado a la calle, enarbolando pancartas, escritas en francés, diciendo: «¡No creemos en vuestras promesas!», «Un héroe único, el pueblo», «Homenaje a la primavera beréber. NO al olvido». Esas afirmaciones son una doble afrenta contra el Estado: denuncian las interminables crisis, denuncian la opresión cultural y religiosa, defendiendo valores de la tradición cultural francesa y europea. Argelia ha creído poder combatir la contestación prohibiendo el francés, denunciando, siempre, como una «lengua colonial».
Dimensiones militares
La guerra cultural contra la lengua francesa tiene dimensiones militares que no solo afectan a Francia.
Argelia prohíbe el tránsito de su espacio aéreo a la aviación francesa que ha combatido el yihadismo en el corazón de África y ha permitido combatir las redes que trafican con seres humanos, entre África y el Mediterráneo, corriendo el riesgo de agravar las crisis de la inmigración entre los aliados europeos.
En ese terreno, Argel, Rabat y Túnez compiten en utilizar la inmigración como un recurso de presión indirecta contra Europa. El racismo árabe o musulmán contra los africanos de raza negra es utilizado como un arma de doble filo: facilitando la migración hacia Europa, o culpando a las antiguas potencias coloniales de la miseria más atroz.
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