Macron denuncia el «imperialismo ruso» en África y pide ayuda a Argelia para combatir el islamismo yihadista

Por vez primera en varias décadas, quizá, el presidente francés celebró en Argel una reunión al más alto nivel institucional en la que participaron el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, además de los ministros de Defensa, los jefes de Estado Mayor de los Ejércitos y máximos responsables de la seguridad militar de Francia y Argelia, para abordar juntos temas estratégicos para Europa, el Mediterráneo occidental y Sahel, la inmensa banda subsahariana, que atraviesa el continente africano.

En esa reunión, Macron denunció el «imperialismo ruso» en el corazón del continente africano. El presidente francés añadió: «Argelia tiene un papel clave en Sahel, geográfica, política y militarmente. Nuestra voluntad a reforzar nuestra relación con Argelia, en todos los terrenos, para evitar que los mercenarios puedan aumentar su presencia en la región, comenzando por los mercenarios del grupo Wanger».

Wagner es una 'empresa privada' de mercenarios rusos, controlada por un amigo personal de Putin. Wager asegura, desde hace más de un año, la seguridad personal de los militares en el poder de Mali y es percibida en Francia como una organización militar al servicio de la presencia y expansión rusa en África.

Macron ha pedido al presiente argelino mayor cooperación bilateral, para combatir el islamismo yihadista en el Sahel. Oficialmente, Argel tiene un estatuto de país neutral en esa zona.

Esa colaboración quizá sea uno de los puntos centrales de la declaración final, conjunta, de Macron y el presidente Abdelmadjid Tebboune, que tiene seis puntos básicos: «Relanzar el diálogo político al máximo nivel». «Crear equipos bilaterales para reescribir una historia común». «Agilizar las relaciones y movilidad, en terrenos como la inmigración y los viajes bilaterales». «Reforzar el trabajo común en el terreno económico y energético». «Reforzar la cooperación educativa, científica y cultural». «Pacto común para ayudar a la juventud, con educación y movilidad».

En su visita a Argelia, Macron también deseó visitar Orán, la segunda ciudad argelina, que fue ciudad española entre 1509 - 1708 y entre 1732 y 1791. Macron visitó las murallas y la capilla del Fuerte de Santa Cruz, que fue, durante mucho tiempo, lugar de peregrinaje español.

Desde ese lugar, altamente simbólico de la historia y las relaciones hispano-franco- argelinas, Macron se dirigió al corazón cultural de Orán, una minúscula tienda, Disco Maghreb, célebre en la difusión del raí, un género musical argelino que ha simbolizado las aspiraciones de libertad de la juventud argelina más inquieta.

Macron deseó terminar su viaje a Argelia con esas «escapadas» callejeras, recibiendo un caluroso apoyo popular, que el presidente resumió afirmando: «Deseo dirigirme a la Argelia de mañana».

Sin ser un viaje de Estado, la «normalización estratégica» deseada por Francia ha tenido frutos por confirmar: nuevas relaciones energéticas al más alto nivel empresarial; coordinación diplomática y militar en Sahel, el pudridero subsahariano desde donde se propaga parte de la inmigración y el islamismo yihadista.