¿Cómo se aplica el arancelazo de Trump? Guía para comprender la guerra comercial desatada por EE.UU.

Esta es una guía para entender el 'arancelazo' de Trump en lo que proclamó como el 'Día de la Liberación'.

La primera medida de Trump es imponer un arancel del 10% a las importaciones a EE.UU. de todos los países del mundo, con independencia de la relación comercial de la primera potencia mundial con esos países. Es el arancel 'universal' del que Trump habló muchas veces en campaña y que se pensaba que podría estar entre el 10% y el 20%. Finalmente ha sido en su versión más moderada. El presidente de EE.UU. interpone este arancel universal a través de la invocación de la Ley de Poderes por Emergencia Económica Internacional (IEEPA, en sus siglas en inglés).

Además del arancel universal mínimo del 10%, Trump impone tasas adicionales 'recíprocas'. Estas afectan a quienes calificó como «grandes ofendedores», los países con los que el déficit comercial o las medidas de protección son más onerosas para EE.UU. Se trata de cerca de 60 países, que tendrán aranceles adicionales ya definidos por la Administración Trump. Van desde el 49% que se aplicará a Camboya, hasta el 10% para Reino Unido.

Los aranceles entrarán en vigor en dos tramos. El arancel universal del 10% entrará en vigor a las 00.00 horas del 5 de abril. Los aranceles adicionales recíprocos lo harán a las 00.00 horas del 9 de abril.

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Los países de la Unión Europea recibirán el arancel universal del 10% a partir del 5 de abril, que después se elevará con el arancel recíproco hasta el 20% a partir del 9 de abril. España, como el resto de los países de la Unión, tendrá que hacer frente a estas tasas. Son aranceles inferiores a los que Trump impuso en su primer mandato, en especial a productos agrícolas -vino, aceite de oliva-, que fueron de 25%, pero generalizados a todas las exportaciones.

La guerra comercial desatada por Trump supondrá una sacudida descomunal para las exportaciones españolas a EE.UU. La principal exportación es la de maquinaria industrial y electrodomésticos, seguidos de la gran superpotencia del campo español, el aceite de oliva. También sufrirán sectores como el de la cerámica, los productos farmacéuticas, la perfumería y ciertos productos de la siderurgia. Hay otros que no suponen un gran porcentaje de las exportaciones de España a la primera potencia mundial, pero que han desarrollado una creciente dependencia de la primera potencia mundial. Es el caso del vino, cuya presencia ha crecido mucho en EE.UU. en las últimas décadas.

Tras el anuncio, todos los países tratan de diseñar una respuesta a los aranceles brutales anunciados por Trump. Su Gobierno ha insistido en que no hay margen para la negociación, a pesar de que las tasas más gravosas no entrarán en vigor hasta el día 9 y de que Trump siempre dice estar dispuesto a escuchar a alguien para negociar. Lo que la Administración Trump trata de evitar es lo inevitable: que haya aranceles de respuesta. «No contraataquéis», recomendó el secretario del Tesoro a los socios comerciales de EE.UU. «Si lo hacéis, habrá una escalada».

La Administración Trump ha revisado los intercambios con todos sus socios comerciales para determinar qué aranceles recíprocos interponer. Para ello, se ha basado no solo en los aranceles que otros países imponen a las exportaciones de EE.UU., sino también en lo que denominan como «barreras no arancelarias» y manipulación de divisas. Trump ha asegurado que sus aranceles recíprocos son «generosos» y que solo impone la mitad del que sufre EE.UU., según su cálculo. Por ejemplo, para España y la Unión Europea, las barreras comerciales que EE.UU. defiende que sufren sus exportaciones es del 39%, por lo que impone un arancel recíproco del 20%.

Entre los países que sufrirán mayores aranceles a partir del 9 de abril están Camboya (49/%), Laos (48%), Vietnam (46%), Birmania (44%) o Bangladesh (37%), todos países donde se ha deslocalizado buen parte de la producción mundial o que sirven como lugar de paso para los productos chinos hacia EE.UU.

Canadá y México son dos de los grandes socios comerciales de EE.UU., además de ser países vecinos y aliados. No están en la lista de los países afectados por aranceles recíprocos porque su guerra comercial va por otro canal. Ambos países están afectados por aranceles del 25%, justificados por Trump por la entrada masiva de inmigrantes indocumentados y de fentanilo a través de sus fronteras.

La primera gran guerra comercial de Trump, en su primer mandato, fue con China y ahora el gigante asiático, el segundo mayor socio comercial de EE.UU., será uno de los más afectados por las medidas. Además del 20% que ya pesa sobre las exportaciones chinas, el arancel recíproco que entrará en vigor será del 34%. Según el cálculo de la Administración Trump, China impone barreras comerciales del 67% a las exportaciones de EEUU. Es decir, las importaciones chinas estarán gravadas con un 54%, algo que sin duda desatará la respuesta del gigante asiático.

Además de los aranceles a las exportaciones de todos los países, Trump anunció tasas del 25% para los coches importados desde el extranjero. En este caso entran en vigor casi de inmediato, en la madrugada del jueves.

No hay manera de encontrar a Rusia entre la lista de los cerca de sesenta países a los que Trump impone aranceles recíprocos. Tampoco entre aquellos que solo reciben la 'tarifa plana' del 10% en tasas a sus exportaciones. Eso a pesar de que es uno de los grandes rivales -al menos, hasta la llegada de Trump al poder- de EE.UU. La Administración Trump ha explicado que las sanciones a Rusia por la guerra en Ucrania ya están por encima de cualquier medida de política comercial. Lo mismo ocurre con países fuertemente sancionados como Cuba, Bielorrusia o Corea del Norte. Con todo, el comercio entre EE.UU. y rusia tiene un volumen de 3.500 millones de dólares.

En esencia, Trump quiere cambiar el orden mundial construido desde la Segunda Guerra Mundial y exacerbado en la globalización económica acentuada en la década de 1990. Su sueño es que EE.UU. vuelva a ser una potencia manufacturera y productiva, que permita un resurgimiento de la clase trabajadora, su gran caladero de votos. Y no una economía que subcontrata producción más barata en otros países.

Trump asegura que sus aranceles traerán una nueva «era dorada» a EE.UU. Muchos expertos son pesimistas: creen que las turbulencias comerciales pueden empujar a EE.UU. a la recesión y devolver las presiones inflacionarias altas que se han sufrido en los últimos años. En el resto del mundo, la sacudida será mucho peor. Por el momento, los mercados han recibido los aranceles con grandes caídas.