Alerta OTAN: así es el protocolo de reacción a las incursiones en el espacio aéreo de la Alianza

Cazas de la Organización listos en minutos para interceptar y, si es necesario, derribar intrusos

Alemania abre el debate sobre disparar a cazas rusos que entren en la UE

Un caza F-16 Eagle despega de la base aérea italiana de la OTAN en Aviano para realizar ejercicios de vuelo el 23 de marzo reuters

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Los países de la OTAN observan el espacio aéreo desde varias posiciones con sistemas de radar y combinan los datos para formar una imagen más precisa en el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC) de Uedem, en el Bajo Rin alemán, cerca de la frontera ... holandesa. El CAOC monitorea y asegura el espacio aéreo de la OTAN al norte de los Alpes, desde Islandia hasta el flanco oriental, y lanza las misiones para asegurar el espacio aéreo en los estados bálticos. Este centro también tiene acceso a los resultados de reconocimiento, como los obtenidos por los sistemas Patriot alemanes en el aeropuerto polaco de Rzeszow.

En el momento en el que se confirma la incursión y que la aeronave en cuestión está volando sin la obligatoria señal de radio, el transpondedor, los escuadrones reciben un inicio de alarma «alpha scramble». Como regla general, los Eurofighters, F-16 y Typhoon apostados en el flanco oriental deben estar listos desde ese momento y en tan sólo 15 minutos despegar, según los estándares de la OTAN.

«Cuando se da la alarma, dos pilotos corren hacia sus aviones de combate», informa la Bundeswehr alemana sobre sus cuatro Eurofighter constantemente disponibles y estacionados en la base aérea de Rostock-Laage. Francia aporta tres aviones de combate Rafale y Dinamarca dos F-16. Sobre los estados bálticos, que no tienen sus propios aviones de combate, los socios de la OTAN se hacen cargo de la tarea de forma rotativa desde bases estratégicas como Ämari (Estonia), Siauliai (Lituania) o Torrejón de Ardoz (España).

Si tras varios intentos de comunicación la aeronave no responde, los pilotos de la OTAN despegan con orden de interceptarla. La interceptación describe un acto militar que incluye la identificación, escolta y en su caso persecución de aeronaves sospechosas. Sirve en primer lugar para proporcionar claridad y forzar un cambio de rumbo. Primero informan sobre el tipo de aeronave, su matrícula, y verifican si tiene transpondedor activo o plan de vuelo. Después de varios intentos de comunicación por radio fallidos y el informe a la base, los pilotos de la OTAN se aproximan a tan poca distancia que pueden servirse de señales manuales o maniobras de vuelo. Un piloto vuela a la altura de la cabina y realiza gestos con las manos y movimientos de ala o luces para indicar que debe seguirlo. El segundo piloto suele situarse detrás como posición de seguridad. En algunos casos, se muestra armamento como medida disuasoria.

Los pilotos de los interceptores están autorizados para la autodefensa si la aeronave no identificada maniobra de forma hostil, aunque deben pedir órdenes para cualquier iniciativa. Esto es lo que sucedió cuando la fuerza aérea de Turquía, miembro de la OTAN, derribó un avión de combate ruso Sukhoi Su-24 en 2015 que había entrado en su espacio aéreo desde Siria. La región del Mar Báltico tiene un potencial considerablemente mayor de escalada.

Si no hay respuesta a los mensajes gestuales, los pilotos recibirán seguramente la orden de alejar al avión invasor forzando un cambio en su dirección. Si la aeronave coopera, es escoltada fuera del espacio aéreo o hasta un aeropuerto seguro. El caza aliado realiza movimientos laterales con las alas, una señal internacional que indica «sígueme». Si no coopera, se puede aplicar presión táctica, como acercamientos agresivos o maniobras de corte de trayectoria.

Un caza aliado se aproxima a alta velocidad desde un ángulo lateral o trasero, colocándose súbitamente en la línea de visión del piloto interceptado, generando una impresión de dominio y obligando a reducir la velocidad o cambiar el rumbo. Otra opción es activar brevemente el postquemador para generar ruido y vibración cerca del avión interceptado, con la intención de intimidar al piloto, especialmente si no está familiarizado con procedimientos militares.

Si ninguna de estas maniobras ha logrado el objetivo, el caza se adelanta al avión intruso y reduce velocidad, obligándolo a modificar su rumbo para evitar colisión, una maniobra de alto riesgo que requiere precisión milimétrica, o cruza la trayectoria del avión intruso en ángulo, para forzar un cambio de altitud o dirección. En el encierro en pinza (pincer maneuver), los dos cazas aliados se colocan en posiciones opuestas y convergentes, limitando las opciones de escape del avión interceptado.

Sólo si ninguno de estos intentos cumple su objetivo, se plantea la opción de derribar la aeronave, como ha amenazado el primer ministro polaco Donald Tusk si se producen nuevas provocaciones de cazas rusos. El problema es que las incursiones en el espacio aéreo de la OTAN son tan numerosas que los cazas aliados disponibles realizan misión tras misión, en constate estado de alerta, y podrían ser insuficientes.

«Creo que los rusos están tratando de inmovilizar los recursos militares de la OTAN a lo largo del flanco oriental. Por ejemplo, para que no puedan ser entregados a Ucrania. En particular, estamos hablando de sistemas de armas de defensa aérea. Además, los rusos están tratando de avergonzar a la OTAN. Este es un acto deliberado de provocación para demostrar que la OTAN no puede hacer nada al respecto. Se dice que parece incapaz de actuar», valora Markus Reisner, experto de las Fuerzas Armadas de Austria.

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