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Alemania endurece su política de asilo tras el atentado en Solingen

El canciller Olaf Scholz ha cedido finalmente ante presiones de sus partidos rivales y ha anunciado reformas más estrictas para frenar potenciales ataques en el futuro

El canciller alemán Olaf Scholz en un homenaje a las víctimas del atentado terrorista en Solingen afp
Rosalía Sánchez

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

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«Estoy enojado y enfadado», dijo ayer el canciller alemán, Olaf Scholz, en su primera visita al lugar del atentado del pasado viernes, en el que un lobo solitario de Daesh asesinó a cuchillo a tres personas e hirió a otras nueve, «Debe ... ser castigado rápida y severamente». A pocos metros de donde hablaba, había todavía mancha de sangre en el suelo. «Ha sido un acto de terrorismo, terrorismo contra todos nosotros. amenaza nuestras vidas, nuestra unión, la forma en que vivimos. Eso es lo que siempre pretenden quienes planifican y llevan a cabo este tipo de ataques. Y eso es algo que nunca aceptaremos», dijo el canciller, más involucrado de lo habitual en sus propias palabras. Unos momentos antes, había estado expresando sus condolencias a los familiares de las víctimas, con los que mantuvo «conversaciones comovedoras». Uno de ellos se mareó y se desplomó en el suelo ante el canciller, que por ese motivo llegó con retraso a su comparecencia ante la prensa. Sobre una alfombra de flores y velas por todas partes, Scholz anunció un endurecimiento de la política alemana de asilo, mientras el ministro regiona de Interior de Renania del Norte-Westfalia, Herbert Reul, se secaba las lágrimas de los ojos con un pañuelo.

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