Dimite el gobernador de la ciudad tunecina donde se engendró la Primavera Árabe

Sidi Buzid fue el escenario donde saltó la chispa de lo que después se ha conocido como la Primavera Árabe . Un vendedor ambulante acosado por la Policía se inmoló y falleció días después convertido en símbolo para un pueblo que ya para entonces había tomado las calles y obligó a marcharse al presidente Ben Alí.

La cruda realidad sigue mostrando a los tunecinos la cara más real de una transición que se complica más que lo que a la mayoría le gustaría.

Las calles de Sidi Buzid han sido especialmente desde este verano escenario de manifestaciones y protestas contra la pobreza, el desempleo, los constantes cortes de agua o el retraso en el pago de los salarios.

El pasado viernes un millar de personas se apostaron delante de la sede del Gobierno en la ciudad para reclamar la dimisión de Nejib Mansuri, al que acusan de incompetente y que tuvo que abandonar el edificio escoltado por agentes de Policía que emplearon balas de goma y botes de gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes.

Sidi Bouzid no ha sido el único escenaro violento en los últimos días. En la apacible isla de Djerba , uno de los paraisos turísticos del país, la manifestación vecinal contra la reapertura de un vertedero dejó la semana pasada medio centenar de agentes heridos . Más allá de lo sorprendete del balance, a buen seguro más de un extrenjero se lo pensará la próxima vez a la hora de planificar sus vacaciones.