Transnistria sobre la mesa

En la noche del sábado, mientras Putin , cirio en ristre, asistía a los servicios religiosos de la Pascua ortodoxa en la catedral de Cristo Salvador (Moscú), se confirmaba la reunión este domingo, en Kiev, de Zelenski con el secretario de estado norteamericano, Blinken (y quizás también su homólogo de Defensa, Austin ). Un encuentro de enorme significado político-militar. Porque visualiza sin ambages el fuerte compromiso norteamericano –y consecuentemente de la OTAN–, con Ucrania. Lo que, seguramente, está relacionado con la convocatoria cursada por el Pentágono a cerca de 40 países para reunirse, el martes, en la base aérea de Ramstein (Alemania), ubicación del cuartel general del Mando Aéreo norteamericano en Europa, para ‘hablar’ de Ucrania.

La voceada ‘nueva’ idea rusa de conectar físicamente su territorio con la región secesionista moldava de Transnistria hay que acogerla con cierta desconfianza. Porque, si se ejecutase, eso ampliaría las operaciones hasta el río Dniéster, próximo a Rumanía, y activaría un nuevo frente en la franja litoral del mar Negro donde se ubica Odesa. Y, en tal caso, Putin tendría que recurrir a la movilización y a la escalada de las armas en presencia. Sería un peligroso vuelco del escenario.

Pedro Pitarch , general (R), es exjefe de la Fuerza Terrestre de España