A Salmond se le atraganta la independencia

Se trata de un aspecto clave de la visión independentista de Salmond, que vincula en todo momento su proyecto de secesión «light» a la participación en el espacio comunitario (así como al mantenimiento de la libra como moneda y de Isabel II como jefa de Estado, unos planteamientos no aceptados por todo el mundo).

«Bajo la independencia, Escocia tendría los derechos y responsabilidades de cualquier Estado normal y soberano y mantendría su pertenencia a la Unión Europea», aseguraba el documento con el que el líder nacionalista lanzó el pasado mes de enero su proyecto de referéndum.

Pero este martes, el gobierno que preside se ha visto obligado a reconocer que no tiene en sus manos, de hecho, el preceptivo informe legal que le permita sostener la afirmación de que la independencia no pone en riesgo la pertenencia a la UE. «El gobierno escocés ha citado previamente opiniones de una serie de eminentes expertos legales, pasados y actuales, pero no ha solicitado un informe legal específico» sobre la cuestión de la pertenencia a la UE, reconocía el martes en la asamblea escocesa Nicola Sturgeon , «número dos» del gabinete que preside Salmond y responsable de cuestiones constitucionales del gobierno escocés.

¿Mintió Salmond en su entrevista en la BBC? ¿Miente su gobierno cuando asegura a la población que la independencia no pone en riesgo la permanencia en la UE? Así lo cree la oposición laborista, segunda fuerza en Escocia: «Son mentiras, mentiras, y más malditas mentiras», asegura Catherine Stihler . Esta parlamentaria regional del Partido Laborista desató los acontecimientos cuando cursó una solicitud, al amparo de la Ley de Transparencia, para que el gobierno escocés hiciera público el presunto informe legal sobre la UE.

Su demanda ha obligado al Ejecutivo escocés a reconocer ahora la inexistencia del informe justo unas semanas antes de la celebración, prevista para mediados de diciembre, de un juicio al respecto ante un tribunal civil después de que la Comisaria de Información escocesa (órgano independiente que vela por la transparencia) obligara en julio al gobierno de Salmond a entregar el informe o confirmar su no existencia. La oposición acusa al Ejecutivo nacionalista de haber malgastado «miles de libras» en recurrir aquella decisión, que abrió un procedimiento judicial interrumpido abruptamente por la «confesión» de Sturgeon.

«Ha habido un encubrimiento por parte del gobierno [escocés] desde el principio, usando dinero del contribuyente para engañar a los escoceses» , aseguró, por su parte, Ruth Davidson, líder conservadora en la cámara escocesa. El propio Salmond reiteraba este martes en un acalorado debate parlamentario que, en su entrevista en la BBC, se refería a «las múltiples opiniones legales que hemos recibido». Pero su «número dos» reconocía este jueves que fue «desacertado» haber «creado la impresión de que teníamos un informe legal».

El efecto de una hipotética indepedencia sobre la pertenencia a la UE de Escocia, y del Reino Unido, es un asunto controvertido sobre el que existen dos tesis legales con similar número de defensores. Salmond considera que la independencia supondría un retorno a la situación previa a la unión de las coronas inglesa y escocesa en 1707 , un acto histórico que consideran como un tratado internacional entre dos naciones soberanas (desde Londres, es percibido como una ley de Westminster). Según este análisis, de la escisión resultarían dos nuevos Estados «sucesores» –Escocia y el resto del Reino Unido- que, o bien ambos deben volver a solicitar el ingreso en la UE, o bien ambos mantienen su condición de miembros.

«La respuesta a cuál es la naturaleza del acta de 1707 es fundamental para responder la cuestión europea, porque si un Estado se ha formado de una forma determinada, se deshace de esa misma forma», nos explica Charlie Jeffery, constitucionalista de la universidad de Edimburgo. El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, cuestionó el enfoque de Salmond en septiembre y advirtió que cualquier «nuevo Estado» debe solicitar el ingreso en la UE según los procedimientos establecidos .

Las nuevas dudas sobre el estatus en la UE de una hipotética Escocia independiente se suman al revés político sufrido esta misma semana por Salmond en sus propias filas, con la dimisión de dos de sus parlamentarios. John Finnie , militante del Partido Nacionalista Escocés (SNP) desde los 16 años, y Jean Urquhart , una veterana activista independentista y pacifista, han decidido abandonar el partido tras el giro doctrinario aprobado por el SNP en su congreso la semana pasada, en el que abandonaron su tradicional rechazo a la OTAN para defender la entrada en la Alianza Atlántica de una Escocia independiente.

«Creemos en una Escocia independiente, no en una Escocia dependiente de la OTAN», señaló Urquhart. La dimisión de dos parlamentarios deja al SNP con una exigua mayoría de un diputado en la cámara. En mayo de 2011, el nacionalismo escocés logró una histórica mayoría absoluta, obteniendo 69 diputados en una cámara de 129. La elección de un presidente del SNP para la cámara y la expulsión de un diputado por un caso de presuntos abusos domésticos ya habían restado dos escaños al grupo de Salmond, que pierde otros dos diputados por el frente pacifista para quedarse con 65, justo los necesarios para mantener la mayoría absoluta. Finnie y Urquuhart han aclarado, de todas formas, que votarán con el SNP en apoyo del gobierno.