Refugiados en el banquillo
Por primera vez Rabat juzga a cinco refugiados de la ONU -cuatro marfileños y un congolés- a los que acusa no sólo de desórdenes sino de "estancia irregular" en el país.
La Policía marroquí detuvo el pasado 3 de julio a cinco refugiados, cuatro marfileños y un congolés, durante los disturbios que se produjeron delante de la sede del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de Rabat. Desde hacía varias semanas unas cien ... personas bajo el amparo de la ONU, muchas de ellas mujeres y niños, exigían reinstalaciones en países europeos por las malas condiciones en las que se ven obligados a vivir en el reino alauí.
El juicio, que debía haber comenzado hoy, ha quedado aplazado hasta el próximo lunes, 20 de julio, a petición de la defensa, encabezada por seis abogados de oficio que despierta cierta desconfianza entre los acusados.
Todos ellos fueron trasladados desde la prisión de Salé, ciudad vecina de Rabat, al tribunal de primera instancia del barrio del Océano de la capital, en cuyas puertas se concentraron varias decenas de refugiados para solidarizarse, como comprobó ABC.
Es la primera vez que se lleva a cabo un juicio de este tipo. Las acusaciones de desórdenes y ataques a las Fuerzas de Seguridad no es lo que más teme el representante de ACNUR en Marruecos, el holandés Johannes van der Klaauw. Lo más grave, insiste, es la acusación de "estancia irregular" en el país. "Eso no lo podemos aceptar".
Esto significa, según la interpretación de Van der Klaauw, poner en entredicho el estatuto de refugiado y arrojar dudas sobre el papel de esta agencia de la ONU.
Muy probablemente durante la sesión de hoy, que comenzará a las 13.00 horas locales (14.00 horas de Madrid), se pueda sopesar las intenciones de Marruecos de expulsar del país a los acusados, lo que debilitaría aún más la ya delicada posición de ACNUR frente al Gobierno.
De los 752 refugiados que hay censados en el reino alauí, un 65 por ciento son de Costa de Marfil y República Democrática del Congo.
Marruecos es firmante de la Convención de Ginebra que regula el estatuto de los refugiados pero, en la práctica, no les da derecho a trabajar ni a tener la residencia. Esto ha ido agravando la situación a pesar de que el número de personas acogidas por la ONU es casi una anécdota si lo comparamos con los que generan algunos conflictos de Oriente Medio y Asia.
ACNUR reconoce que tiene un problema con el Gobierno de Marruecos, que teme que cumplir con lo estipulado por la Convención de Ginebra servirá de efecto llamada a otros refugiados. La agencia de la ONU estima sin embargo que no puede llevar a cabo reinstalaciones en grupo en países de Europa porque Rabat no afronte sus obligaciones.
"La gran mayoría de los refugiados viven en la precariedad", reconoce el representante de ACNUR.
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