Obama: «No soy el primer presidente en asumir esta causa pero estoy determinado a ser el último»
El ocupante de la Casa Blanca insiste al Congreso en una fórmula bipartidista pero advierte que no aceptará el status quo como solución
Acusado por la derecha de querer nacionalizar el equivalente a un sexta parte de la economía de Estados Unidos y criticado en la izquierda por no hacer lo suficiente para reformar un entramado tan costoso como injusto, Barack Obama —con su prestigio político en juego— ... compareció anoche ante una sesión conjunta del Congreso para defender una reforma en profundidad del insostenible sistema sanitario de Estados Unidos. Según el ocupante de la Casa Blanca, «no soy el primer presidente en asumir esta causa pero estoy determinado a ser el último».
Obama reiteró que «nuestro fracaso colectivo para hacer frente a este reto, año tras año, década tras década, nos ha llevado hasta el límite». Con insistencia en que el «tiempo para las peleas y los juegos ha terminado». Pero sin abandonar su deseo de encontrar una solución bipartidista al recalcar que «ahora es cuando debemos juntar las mejores ideas de ambos partidos y demostrar al pueblo americano que todavía podemos hacer lo que nos enviaron aquí para hacer».
El presidente reafirmó su apoyo a la creación de un seguro público para completar una cobertura sanitaria basada hasta ahora en seguros privados vinculados al puesto de trabajo. Pero como oferta de consenso hacia la minoría republicana en el Congreso federal, y también hacia los demócratas más conservadores, el presidente reconoció la necesidad de limitar de alguna forma las querellas por mala práctica que obligan a ejercer una costosa "medicina defensiva".
Algunos demócratas han empezado a insistir al presidente para que deje de buscar un elusivo consenso político en Washington y utilice las mayorías de su partido en el Congreso para sacar adelante una reforma con seguro público. Eso requeriría una maniobra parlamentaria en el Senado llamada reconciliación. Lo que supondría que un proyecto de reforma sanitaria podría ser aprobado en la Cámara Alta con tan sólo 51 votos en lugar de 60.
En su alocución especial, Obama defendió las ventajas de crear un seguro público pero sin convertir esa cuestión en un especia de ultimátum. El presidente sí aclaró los límites de su paciencia legislativa: «No voy a perder tiempo con esos que han hecho el cálculo de que es mejor política matar este plan que mejorarlo. No voy a tolerar que los intereses especiales utilicen las mismas viejas tácticas para mantener las cosas exactamente como son. Si alguno falsifica de qué se trata este plan, lo denunciaremos. Y no voy a aceptar el status quo como una solución».
A partir de los principios básicos —seguridad, estabilidad, cobertura universal y contención del gasto— reiterados anoche por Obama, las limitadas esperanzas de acuerdo sobre los detalles de la reforma sanitaria se centran sobre todo en el Comité de Finanzas del Senado y la llamada «banda de los seis». Es decir tres senadores demócratas y tres republicanos empeñados en producir un borrador bipartidista.
El senador Max Baucus, demócrata de Montana y presidente de ese decisivo comité de la Cámara Alta, indicó ayer que con o sin apoyo de los republicanos su intención es introducir un proyecto legislativo en cuestión de dos semanas. Baucus aspira a que su versión, carente de un seguro público, se convierta en el punto de partida de un compromiso final.
El ambiente en el Comité de Finanzas del Senado ha sido comparado a «rebuscar entre los cojines de un sofá para sacar monedas», en referencia a las grandes dificultades presupuestarias existentes. Con estimaciones iniciales de un gasto equivalente a un billón de dólares durante una década, cifra que por la presión de republicanos y demócratas conservadores se intenta reducir en lo posible.
Para cuadrar cuentas se contemplan impuestos sobre los seguros médicos privados más caros y completos, los llamados «planes Cadillac». Y también se ha barajado la posibilidad de cargar la mano impositiva contra productos poco saludables como los refrescos o la «comida basura».
El plan esbozado por la «banda de los seis» contempla profundos cambios en la industria de los seguros médicos, incluida una mayor fiscalidad para cubrir a los millones sin cobertura y penalizaciones de varios miles de dólares para los que incumplan la obligación de estar asegurados. Además de alentar la formación de cooperativas sin ánimo de lucro para competir con los seguros privados.
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