Los islamistas de Indonesia claman venganza por la muerte de Bin Laden
Critican que el cadáver del terrorista fuera arrojado al mar, y no enterrado, y convocan una oración por el «jeque mártir»
PABLO M. DÍEZ
Uno de los países donde más preocupa la muerte de Osama bin Laden es Indonesia , la nación musulmana más poblada del mundo y donde el 86 por ciento de sus 240 millones de habitantes profesan el islam. La Policía ya ha decretado la ... máxima alerta ante el temor a posibles represalias en forma de atentados , como los que dejaron 202 muertos en las discotecas de Bali en 2002 o una treintena en los ataques al hotel Marriott en 2003 y 2009 y a la embajada australiana en Yakarta en 2004.
Para el miércoles, el grupo radical F r ente de los Defensores Islámicos ha convocado una «oración masiva para expresar gratitud al jeque mártir Osama bin Laden». Según declaró a la agencia France Presse su responsable en Yakarta, Habib Salim Alatas, «fue un luchador sincero que defendió al islam» y no hay pruebas de que fuera el cerebro de los atentados contra las Torres Gemelas el 11-S, pese a los vídeos donde Bin Laden y sus lugartenientes se vanagloriaban del golpe asestado en Nueva York y Washington.
Por su parte, el Consejo de Ulemas de Indonesia , el mayor órgano islámico del país, c riticó la decisión de Estados Unidos de arrojar al mar el cadáver del terrorista más buscado del mundo. «Un musulmán, cualquiera que sea su profesión, incluso un criminal, debe ver respetados sus ritos. Debe haber un clérigo y el cuerpo debería haber sido envuelto en un sudario blanco antes de ser enterrado, no arrojado al mar», se quejó la máxima autoridad del Consejo, Amidhan.
Un califato islámico en Indonesia
Mientras el subdirector de la Policía, el general Nanan Sukarna, asegura que «estamos vigilando la situación para anticiparnos a un posible ataque», el grupo islamista radical Jemaah Ansharut Tauhid (JAT) clama venganza. Tras él se encuentra Abu Bakar Bashir, de 72 años, fundador también de Jeemah Islamiyah (JI), el brazo de Al Qaida que pretende instaurar un califato islámico en Indonesia, Malasia, Singapur, Brunei y el sur de Filipinas. Este controvertido «ustad» (maestro religioso) ha sido juzgado varias veces por sus violentos sermones y encarcelado por inspirar ideológicamente el atentado contra dos discotecas de Bali que en 2002 se cobró 202 muertos, la mayoría turistas australianos.
Liberado en 2006 tras cumplir una pena de casi 26 meses entre rejas, Bashir fue acusado en diciembre de entrenar terroristas islámicos en la provincia de Aceh, uno de los bastiones del radicalismo musulmán en la isla de Sumatra. Tras resurgir de sus cenizas por el tsunami que azotó al Océano Indico en la Navidad de 2004, allí impera la «sharia» y se castiga con latigazos graves delitos como la infidelidad, las relaciones extramatrimoniales y beber alcohol.
Las otra cara de una Indonesia que se promociona como paraíso turístico
Es la otra cara de una Indonesia que se promociona como paraíso turístico gracias a sus «resorts» de lujo en la isla de Bali, de mayoría hindú, y que guiña a Estados Unidos por haber alojado de niño a su presidente, Barack Obama. Pero este caótico archipiélago de 17.000 islas ha sido también e scenario de salvajes ataques contra intereses occidentales , como el hotel Marriott de Yakarta en 2003 y 2009 y la embajada australiana en 2004, que en total dejaron una treintena de muertos. En 2005, varios terroristas mataron a otras 23 personas en Bali.
Detrás de todos estos ataques estaba siempre Jemaah Islamiyah (JI), fundada por Bashir durante su exilio en Malasia en los años 80. A través de su «Destacamento 88», la Policía indonesia ha descabezado este grupo radical en los últimos tiempos, eliminando a sanguinarios cabecillas como Noordin Mohamed Top, abatido en una operación antiterrorista en septiembre de 2009. Su antecesor como jefe militar de JI, Hambali, había sido detenido en Tailandia en 2003, pero la amenaza del yihadismo se sigue cerniendo sobre el sureste asiático.
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