Los héroes de Azovstal salen escoltados por los soldados rusos

Por concretar, a los primeros civiles que dejaron salir hace dos semanas de la siderurgia les desnudaron durante horas interminables en centros de ‘filtrado’ y grabaron sus interrogatorios en vídeo, según narraron las propias víctimas a su llegada a Zaporiyia, suelo ucraniano libre de ocupación. A saber qué les espera a estos de la guarnición, héroes nacionales que llevan 81 resistiéndose y presumiendo de haber liquidado a 2.500 enemigos . El resto del pasaje de soldados evacuados, 211, estarían viajando por un corredor hacia el norte con destino Olenivka, donde se pondría en marcha un intercambio por presos del que, naturalmente, nada se sabe. En ese mismo enclave de Olenivka, y para mayor intranquilidad, la ex ministra de Política Social de Ucrania, Lyudmyla Denisova, denunció precisamente este martes la existencia de una cárcel, -«la vieja colonia correccional número 52»-, en la que asegura que se están produciendo « torturas con electroshock » y habrían sido llevados 3.000 vecinos de Mariúpol, amén de 30 voluntarios que trataban de acercarles ayuda.

Pero ni una palabra. «Cualquier información puede perjudicar el proceso en curso. No podemos decir qué esta pasando». Es lo que ha zanjado la viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Malyar, cuando se conoció el consentimiento de Moscú a la operación. Conviene no olvidar que en la siderúrgica quedan más de 700 uniformados, de Azov y de la 36º Brigada de Infantería de Marina, se sigue negociando por ellos. El honor está salvado, -el Estado Mayor ha dado la misión de defender Azovstal que les encomendó por cumplida-, pero la acería no. La extracción supondrá la entrega de la planta y con ella, la de Mariúpol. Rendida. Nadie querrá pronunciarlo. Lo más cerca que se puede llegar a alguno de ellos en estos momentos críticos es a través de sus familias, que tampoco dan pistas. Hay mucho en juego.

Svyatoslav Siriv, de 26 años, tres en el Regimiento Azov y desde que comenzó la guerra artillero defensor de Azovstal, tiene desde el 23 de abril nueve fragmentos de metralla en una pierna, los más profundos en el muslo, no se los han podido quitar. Dijo a los suyos que podía moverse, pero no siempre cuentan la verdad. O al menos no toda, por no preocupar. Es la quinta vez que le hieren, también tiene en la cara y en los pies y para mantener la cordura, ha estado siguiendo las recomendaciones de un psicoterapeuta que sobrevivió a los campos de concentración nazis, Victor Frankl . Por ejemplo, que «conviene dividir la ración diaria de comida, por más pequeña que sea, en cuatro» y beber agua, por aquello de prolongar una sensación de saciedad. Lo explica su madre, Dana Labinska, una de las familiares de los combatientes de Azovstal más activa en la exigencia de su evacuación. No habla con su él desde el domingo, desconoce si Sviatoslav va o no en este convoy, pero ya está tardando… tiene que casarse en verano. Lo sabe toda Ucrania.

La de Labiska está siendo una de las voces más insistentes y duras de las últimas semanas. En medio de esa precariedad apocalíptica, como remedio curativo, propuso a su hijo que hirviera diente de león u hojas de ortiga, pero le contestó que a su alcance no hay nada vivo en superficie, todo arde en un fuego permanente. «Esto no es una guerra, sino un experimento y una caza: cuánto tiempo se puede sobrevivir sin comida agua y medicinas, cuánto se puede soportar bajo las bombas», exige la madre.

Anna es esposa de Dmytro, originario de Donetsk, guardia fronterizo de la Guardia Marina de Mariúpol , cumplió el domingo 33 años también allí dentro y se comunica con su casa cada dos o tres días. «Así es como vivimos, de un sms a otro» dice la mujer hasta donde le marca su prudencia, que incluye que no se publiquen los apellidos. Natalia Zarytskaya no ha revelado el nombre de su marido, de quien cuenta que le envió desde su encierro una última carta de 15 páginas. No es productivo pensar que fuera una despedida. Ella tiene palabras de confianza para los esfuerzos de los presidentes turco y chino, Tayyip Erdogan y Xi Jinping, a los que las familias rogaron ayuda, como también al Papa Benedicto XVI, y en quienes siguen confiando. Y en Dios, apuntaba Zarytskaya, que este es un país muy creyente.

Antes de este ataque de Moscú, en Mariúpol había una población de 450.000 habitantes, su Ayuntamiento cree que 170.000 de ellos siguen atrapados allí , no ya sin electricidad, agua, calefacción o, la mayor parte del tiempo, sin comunicaciones, sino que lo que se les viene encima, -según el consejero del alcalde de la ciudad Petro Andryushchenko-, son los ‘kadyrov’, los salvajes luchadores chechenos. En Telegram, el asesor expuso que con el fin de «intimidar y suprimir la resistencia» de esta ciudad mártir «que resultó ser hostil, no nacionalista», el Kremlin está planteando ‘dar’ Mariúpol a esta de sus repúblicas federadas ‘con puerto y derecho a saqueo’. Sin que haya posibilidad de confirmación independiente, Andryushchenko citaba una reunión sobre el terreno ayer 17 de mayo entre los invasores rusos y representantes chechenos, que habrían actuado «como anfitriones» en conversaciones para planear la restauración de la ciudad e inventariar lo que ha quedado en pie.