Hasta un 10% de migrantes venezolanos podría regresar a su país por la pandemia

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula que hasta unos 330.000 venezolanos residentes en Colombia –de los 1,5 millones que al menos viven en el país (el mayor lugar de destino del total de 4,7 millones de venezolanos que en los últimos años se han repartido por el mundo)– podría regresar a sus puntos de origen en el corto y medio plazo.

Ese proceso, que lógicamente también afectaría a migrantes venezolanos en otros países, se llevaría a cabo a medida que el fin de los confinamientos y la apertura de fronteras permitiera una plena movilidad. La intensidad de ese flujo inverso se derivaría de los niveles de paro que se alcancen en los países de acogida.

A partir del estudio del BID, que solo da una cifra de migrantes de regreso en relación a Colombia, podría aventurarse un número total de 470.000 , un 10% del volumen estimado actualmente para la diáspora venezolana.

En cualquier caso, el BID precisa que, si bien es difícil cuantificar el posible flujo de regreso, estudios previos relativos a los efectos de importantes crisis económicas sobre las poblaciones migrantes señalan que situaciones de este tipo suponen «una desaceleración de la salida de migrantes desde el país de origen, antes que un retorno masivo».

Las autoridades venezolanas y colombianas han dado algunas cifras sobre retornos. A comienzos de mayo, Delcy Rodríguez, vicepresidenta del Gobierno de Maduro, dijo que desde el comienzo de la crisis sanitaria por el coronavirus un total de 29.193 venezolanos habían regresado al país a través de los pasos fronterizos con Colombia y con Brasil. Por su parte, a mediados de mayo el organismo Migración Colombiana habló de 55.888 personas (más de la mitad habrían pasado la frontera los días previos a que se hiciera efectivo el anuncio del presidente Iván Duque de mediados de marzo de que se iba a proceder al cierre fronterizo).

Estas cifras, de todos modos, pueden dar una idea equivocada del proceso, pues de momento podría haber afectado básicamente a la población «pendular» venezolana que se mueve con frecuencia a ambos lados de la frontera. A mediados de abril, el alcalde de Cúcuta, la mayor ciudad colombiana junto al paso entre los dos países, cifró en 50.000 esos venezolanos «pendulares» que se habrían marchado los primeros días de cierre fronterizo.

El régimen de Maduro se ha mostrado ambivalente públicamente sobre ese flujo de regreso. Por un lado activó el Plan Vuelta a la Patria, de fuerte tono propagandístico , pero por otro ha calificado de «armas biológicas» a quienes vuelven al país sin haber sido declarados libres de coronavirus, algo difícil de que suceda dada la falta de medios médicos.

La alta migración, en realidad, ha beneficiado al régimen, pues ha reducido las personas que alimentar o tener que atender sanitariamente, así como el número descontentos que pueden protestar o votar en contra del chavismo en unas elecciones. Un regreso considerable de migrantes complicaría la situación a Maduro, aunque le interesa la propaganda de la «vuelta a la patria» tras el desencanto en el exterior.

Antes de la pandemia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) había estimado que la contribución de los emigrantes venezolanos al PIB en los países latinoamericanos de acogida podría llegar a ser de entre 0,2% y el 0,3% a medio plazo , una vez ese flujo se fuera acomodando en las respectivas sociedades a lo largo de la presente década. No obstante, la crisis económica que está provocando el coronavirus, con una fuerte caída del PIB regional en 2020, inicialmente estimada por el FMI por encima del 5%, deja presumiblemente a los venezolanos residentes en los países vecinos como los primeros afectados por el paro.

El estudio del BID, centrado en las naciones andinas de acogida (Colombia, Ecuador y Perú) determina que la mitad de los 3 millones de venezolanos llegados a esa subregión se encuentran en una situación legal de irregularidad . Ese 1,5 millón de personas apenas está en condiciones de acceder a los beneficios concretados por los distintos gobiernos para afrontar la emergencia sanitaria y económica.

De esos irregulares, alrededor del 46% lleva menos de un año en los países en los que ahora viven, y el 25% llevan residiendo entre uno y cinco años. Eso supone en muchos casos escaso arraigo y puede incentivar el regreso de algunos de ellos a Venezuela. No obstante, pasado un tiempo, las condiciones pueden variar rápidamente. Para 2021 el FMI espera una recuperación económica que puede llevar a un incremento del PIB del 3,4%, lo que relajaría la mala situación de los migrantes.

El BID indica que en el caso de la crisis financiera de 2008, por ejemplo, no hubo un importante regreso de mexicanos desde Estados Unidos a su país; lo que sucedió sobre todo es que se redujeron los movimientos del sur al norte de la frontera. Esto apoyaría la tesis de que, al margen de que pueda haber regresos de venezolanos, la posible mayor consecuencia de la presente crisis sea que salgan menos personas de Venezuela de las que había llegado a pensarse (el FMI llegó a hablar de incluso de otros cinco millones en tres años).