España no recibirá refugiados de Moria por «estar en situación parecida a Grecia»

El Ejecutivo de Pedro Sánchez, que nada más estrenarse en 2018 ciertamente molestó a la UE al adoptar la decisión unilateral -y muy propagandística- de hacerse cargo del Aquarius, viene reclamando desde entonces que Bruselas alcance un acuerdo de todos y estable sobre inmigración que evite andar improvisando y poniendo parches cada vez que salta una crisis.

Esta visión europeísta de un fenómeno que tradicionalmente han soportado España, Italia y Grecia sólo empezó a calar de verdad partir de que en el verano de 2015, estados ajenos a la inmigración se vieran afectados por la ola del millón y medio de refugiados de la Siria e Irak. Reincidiendo sin descanso en que las pateras que salen de Marruecos no son un problema de España, sino de toda Europa, como ahora lo es la multiplicación por siete de las llegadas de subsaharianos a Canarias, el Gobierno ha logrado que la UE empiece a implicarse en poner freno a estas incursiones con lo que hace falta: dinero para comprar la lealtad de los aliados africanos.

Más allá, las esperanzas están depositadas en reformas de gran calado, como la del sistema de asilo (SECA) que tanto grava a los países mediterráneos, y que Berlín quería abordar a fondo durante este que es su semestre de presidencia europea. Si ya era una empresa difícil, Moria parece estar sacando otra vez el lado más insolidario de ciertos países . El borrador se conocerá el día 23.