El Ejército israelí tantea su ofensiva en Gaza con dos incursiones

Pero a pesar de que la experiencia es un grado, demostrado con creces por Gaza durante los dieciocho meses de esta Intifada y los seis años de la anterior, nadie quiere estar distraído cuando llegue el momento de ponerse a salvo o de sacar el kalashnikov.

Y seguro que por mucho que rujan los carros de combate no faltarán guerrilleros para empuñar las armas. Así de claro lo dejó ayer el líder espiritual de Hamas, el jeque Yasim, en una entrevista que publicaba el diario egipcio Al-Ahram. «La Franja de Gaza será la tumba del Ejército israelí. Hombres y mujeres están listos para enfrentarse al enemigo, que comprenderá que Gaza no es una presa fácil. No nos rendiremos, cada uno de nosotros está dispuesto a convertirse en mártir», aseguró Yasim.

«Estamos preparados»

Sus palabras parecen retumbar en el hospital de Shifa, el mayor de Palestina. Su jefe de emergencias, Mouabbeya Hassanein, asegura estar listo para la mayor de las operaciones de los soldados hebreos. «Estamos preparados al cien por cien para lo que pueda venir».

En la hoja de servicios del centro durante la actual Intifada hay sangre a raudales. Por sus camas han pasado más de 8.000 heridos y por su morgue 380 muertos.

Seiscientas camas en el jardín

Con la vista puesta en el norte, en Yenín o Nablus, saben que las 650 camas y los 1.500 empleados del Shifa se pueden quedar escasos. Por eso tienen previsto que la capacidad del centro pueda llegar a doblarse instalando hasta 600 camas más en los jardines del edificio y poder atender hasta 150 emergencias al mismo tiempo.

Además, llevan días recargando bombonas de oxígeno y acumulando bolsas de sangre y plasma. «Y que sepa usted que, si hace falta, el pueblo palestino es un estupendo banco de sangre móvil», asegura Hassanein.

Los ataques contra edificios de la Autoridad Nacional Palestina han hecho que en las dependencias de Shifa tenga su sede accidental el Ministerio de Salud. «Estamos centrando todas nuestras energías en lo que pueda suceder en los próximos días. Aquí abajo hay un pozo que ya tenemos lleno de agua para que no pase lo que en los hospitales del norte de Cisjordania. Contamos además con 48 generadores de electricidad», explica el ministro, Riyad Al-Zanoun. En sus manos, los informes que le acaban de llegar de Ramala, donde en la madrugada del martes los soldados asaltaron un centro médico.

En la sede central de la Cruz Roja de Gaza tienen miedo a que los graves problemas de falta de movimiento puedan verse acrecentados cuando el Ejército de Israel ponga de nuevo en marcha su maquinaria en la Franja. El portavoz de esta institución, Iyad Nasr asegura que la situación durante los últimos dieciocho meses ha sido de tal gravedad que no pueden bajar la guardia, por eso «nuestro plan de emergencia es permanente. Tenemos que tener especial cuidado antes de que cierren una zona para que no se quede desabastecida de medicamentos o ambulancias».

«Balas blancas»

Los conductores de estas «balas blancas» saben que llegado el momento también ellos estarán en el punto de mira. Corren el riesgo de aparecer en el póster que periódicamente edita la Media Luna Roja con los rostros de los sanitarios fallecidos en el frente. Sobre la pared, el de febrero y marzo con cinco de ellos. ¿En abril? Eviten apuestas.