El dilema maldito de los revolucionarios egipcios
Tendrán que optar, el 15 de junio, entre un islamista o un ex primer ministro del dictador derrocado
El dilema maldito de los revolucionarios egipcios
Los miles de jóvenes y demócratas egipcios que durante más de un año lucharon en la Plaza Tahrir de El Cairo para ver florecer la libertad en su tierra se verán confrontados, a mediados de junio, a un dilema irónico: elegir como "presidente ... de la revolución” a un líder islamista o al último primer ministro del dictador derrocado.
La opción menos dolorosa parece, a primera vista, la abstención o el voto en blanco. Pero el voto útil les empujará a votar a Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes , para garantizar que no gane Shafiq , el último jefe de gobierno del régimen anterior.
En sus declaraciones a la prensa, los revolucionarios de Tahrir insisten en su petición de que los islamistas de Morsi se comprometan, por escrito, a defender algunas libertades mínimas. Entre otras la libertad de expresión, la defensa de las minorías no musulmanas (en particular a los cristianos coptos, el 10 por ciento de la población) y preserven la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, una realidad que distingue positivamente a Egipto de los regímenes islamistas de la región.
Pero es muy improbable que Morsi se preste a ello, para no aguar el mensaje dirigido al núcleo duro de su propio electorado, que representa el 25 por ciento del total . Mohamed Morsi se presenta como la garantía de que “no habrá marcha atrás” hacia la dictadura de corte laico de Mubarak, pero no explica –a sabiendas- en qué consistirá la marcha hacia delante.
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