Los difíciles cinco años de la Primavera Árabe
El 17 de diciembre de 2010 se inmoló un joven vendedor en Túnez abriendo la puerta a varias revoluciones y guerras
ABC
Se cumplen hoy cinco años desde que saltara en Túnez la chispa de la Primavera Árabe . Aquel 17 de diciembre de 2010 se inmoló un vendedor ambulante llamado Mohamed Bouazizi , que murió a primeros de enero de 2011. Pasado este lustro este ... país magrebí es el mayor triunfo, por llamarlo de alguna manera, de aquel movimieno revolucionario que corrió diferente suerte en los países en los que prendió la llama. La transición política avanza no sin dificultades, pero basta mirar alrededor para considerar Túnez la excepción de numerosos fracasos . Y eso que 2015 ha sido un año negro con numerosos ataques yihadistas contra las Fuerzas de Seguridad y tres importantes atentados terroristas, dos en la capital y uno en la playa de Sousa, con un balance de más de setenta muertos solo en estas tres acciones.
Hoy pesan demasiado los más de 200.000 muertos y diez millones de desplazados de la guerra en Siria, uno de los países en los que el lavantamiento popular fue atropellado por una feroz guerra cuyo fin a corto plazo no es imaginable. Y, además, el presidente Bashar al Assad , objetivo a batir de aquel levantamiento, se vislumbra como clave para acabar con el conflicto.
Otros se quedaron por el camino, como el presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Alí ; el de Egipto, Hosni Mubarak , o el líder libio, Muamar Gadafi . El primero está exiliado en Arabia Saudí, el segundo está encarcelado y el tercero murió a manos de los rebeldes poco después de ser capturado. Yemen, otro de los países en los que su entonces presidente, Ali Abdulah Saleh , fue derrocado, es también hoy escenario de una guerra.
En medio de este sombrío panorama, un retrato gigante de Bouazizi cuelga en el centro de Sidi Bouzid, su pueblo. Allí la amenaza yihadista y la miseria social -esa contra la que se rebeló el joven vendedor ambulante de 26 años- han pasado por encima de la ira popular, informa France Presse.
Hoy, a pesar de todo, está previsto que se ponga en esta loclidad la primera piedra del que será el Museo de la Revolución. «¿La revolucion? Esto es lo que me ha traido» , cuenta a esa agencia Nessim, de 20 años, mientras muestra sus bolsillos vacíos entre las risas de sus amigos. Algunos en el pueblo añoran los años de Ben Alí.
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