Las Damas de Blanco no ceden ante la presión del régimen

La portavoz de las Damas de Blanco, Laura Pollán, dijo a Europa Press que miembros de la Seguridad del Estado "han barrido casi toda la isla con esta propuesta" que han presentado "a casi todas las familias de los presos" de la llamada Primavera Negra de 2003. "Pero todas la hemos rechazado", acotó.

El planteamiento consiste en dar a los prisioneros de conciencia --que suman unos 54-- un mejor trato en las cárceles e incluso la excarcelación si las Damas de Apoyo desisten de seguir participando en las manifestaciones para pedir la liberación de los presos políticos.

Irene Viera, esposa del prisionero Julio César Gálvez Rodríguez, comentó a Europa Press que "hace unos 15 días" recibió la visita en su casa de La Habana del jefe de la sección 21 de la Seguridad del Estado quien le instó a reducir las acciones que para ese entonces estaban emprendiendo las Damas de Blanco, que fueron víctimas de abusos y acosos por parte de supuestos simpatizantes del Gobierno de Raúl Castro. "Me dijo también que si las Damas de Apoyo dejaban de ayudarnos y de estar con nosotras, ellos (el Gobierno) tendrían alguna consideración con nuestros familiares como mejorar su situación en la cárcel o la liberación", explicó Viera.

La propuesta fue trasladada por las Damas de Blanco a sus esposos detenidos en diversos centros penitenciarios de la isla, quienes han dejado claro que "no saldrán bajo esa condición" porque "lo que menos se quiere es que se pierda la solidaridad que hay entre nosotros, más ahora que estamos viviendo momentos críticos", añadió Pollán.

Las conocidas Damas de Apoyo son un grupo de unas 80 mujeres que acompañan a las esposas y familiares de los presos de conciencia en las manifestaciones que realizan en todo el país. Estas mujeres "llevan mucho tiempo caminando con nosotras en los momentos más difíciles y ellas seguirán brindándonos su apoyo porque así lo han querido", dijo la portavoz. El reciente acoso a las Damas de Blanco y la liberación de todos los prisioneros políticos han sido dos de los temas que han centrado las demandas de la Iglesia Católica que se ha convertido en un interlocutor ante el régimen castrista, acciones que han sido vistas con buenos ojos por la disidencia de la isla.

Castro recibió el pasado miércoles al arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, y al arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, en un encuentro histórico que duró más de cuatro horas en el que los representantes del Vaticano pidieron la puesta en libertad de los opositores que se encuentran tras las rejas.