Cressida Dick, la policía que podría poner a Johnson contra las cuerdas

La gota que colmó el vaso de esta crisis política fue el 'partygate', como se conoce a la celebración de fiestas ilegales en dependencias del Gobierno británico durante el peor momento de la pandemia de Covid-19. Precisamente fue Dick, que ha sido alabada en el pasado por su capacidad de liderazgo, la que anunció el martes que el cuerpo policial que dirige, y que cuenta con más de 40.000 efectivos, investigará «infracciones potenciales de las regulaciones del Covid-19» durante esos eventos.

Además de ser la primera mujer en ocupar este cargo, la oficial de policía de mayor rango en el Reino Unido fue nombrada 'Dama' por la Reina Isabel II, y es la primera persona abiertamente homosexual en ese puesto . Antes de unirse a la Policía Metropolitana de Londres, MET, en 1983, estudió silvicultura y agricultura, además de criminología en Cambridge, y sus capacidades provocaron que una vez en la policía escalara posiciones rápidamente y acabara liderando las unidades contra el terrorismo o que dirigiera operaciones de seguridad tan significativas como la del Jubileo de Diamante de la Reina Isabel II o la de los Juegos Olímpicos de Londres.

Un punto de inflexión en su carrera fue la muerte a tiros en el 2005 de Jean Charles de Menezes , un electricista que fue confundido con un terrorista islámico durante una cacería policial. «Pienso en eso con bastante frecuencia. Deseo, deseo, deseo… que no hubiera sucedido, por supuesto, pero me ha convertido en una mejor líder , una mejor oficial de policía y me ha hecho más resistente», dijo tras los hechos, de cuya responsabilidad fue exonerada.

Dick fue ascendida a comisionada adjunta adjunta en el 2006 y en el 2015 dejó temporalmente la Policía para trabajar en el Ministerio de Exteriores, de donde salió a los dos años para ocupar su cargo actual, que previsiblemente mantendrá hasta el 2024. El año pasado también estuvo envuelta en la polémica tras el asesinato de la joven Sarah Everard por parte de un agente que sus colegas habían apodado 'el violador' y cuyo comportamiento sin embargo no fue investigado. Tras una vigilia en memoria de la víctima, algunas voces pidieron su dimisión por la dureza con la que fueron arrestados varios participantes, ya que no estaba autorizada por las leyes del confinamiento. Mientras tanto, en Downing Street, el 'premier' y sus allegados estaban de fiesta .