Los conservadores alemanes no apoyan a su candidato, Armin Laschet, en su intención de formar gobierno

En el caso de que la extrema izquierda de Die Linke estuviese amenazando con formar parte de una coalición de izquierdas, podría haberse pensado en algo así como último recurso, por no haber alcanzado el umbral necesario del 5% de los votos , por lo que lo más razonable es dejar que el candidato más votado comience sus sondeos para formación de gobierno.

La directiva de la formación conservadora, contraria al tono triunfal de Laschet, ha hecho una valoración muy crítica del resultado electoral. Se ha hablado de la «debacle» que se oculta tras el 24,1%, resumido en una pérdida de casi el 9% de los votos respecto a 2017, la pérdida del lugar de partido más votado por primera vez en 20 años y la consolidación de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) como partido más votado en buena parte del territorio de los Bundesländer orientales.

A la vista de estos malos datos y pidiendo tiempo para asimilar la nueva situación, la directiva ha encargado a Laschet que no se precipite en sus declaraciones públicas, sin contar antes con el partido. Además ha tenido lugar una disputa por varios cargos. Laschet contaba con presidir el grupo parlamentario, lo que obliga a desplazar a Brinkahus, que no ha recibido la noticia con agrado.

Después de este rapapolvo, Laschet ha relativizado su propósito de liderar una coalición y ha aclarado ante la presidencia del partido que sus declaraciones de anoche, afirmando que buscaría una nueva alianza de gobierno, fueron una «invitación», no una «reclamación».