Clinton y Merkel llaman a una reforma ordenada de Oriente Próximo
La secretaria de Estado de EE.UU. se muestra preocupada ante la posibilidad de que las protestas en Egipto desemboquen en un régimen autoritario
RAMIRO VILLAPADIERNA
Representantes de EE.UU. y Alemania han comparado la ola de revueltas en la región árabe con la que sacudió a finales de los años 80 a Centroeuropa, precipitando el desmoronamiento concatenado del bloque socialista, y el secretario de la OTAN advierte sobre "cambios imprevisibles" ... e incluso "globales".
No puede optarse meramente por "mantener el presente statu quo", ha avisado Hillary Clinton en la Conferencia de Seguridad de Múnich, mientras Angela Merkel y David Cameron han abogado por escuchar y respetar la voz de los egipcios , evitando tanto injerencias y como elecciones apresuradas.
Oriente Próximo encara una etapa decisiva de transformación, que la secretaria de Estado norteamericana ha descrito con la acepción inglesa de "una tormenta perfecta", en referencia a una ocasión única y oportuna para el mundo árabe.
Clinton ha llamado a los países envueltos en protestas a renunciar a templar las aguas y aceptar que habría que emprender un camino de reformas, a fin de impedir la inestabilidad general en la región. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, cree por su parte que la evolución puede tener consecuencias "imprevisibles" y "alterar el orden mundial". "Según hablo, la situación sigue evolucionando a gran velocidad en Egipto, Túnez, Jordania, Yemen y otras partes de Cercano Oriente y el norte de África", ha dicho el danés: "Lo que está en juego no es sólo el orden económico mundial, sino el orden mundial" , por lo que se ha preguntado "¿por qué Europa concluiría hoy que ya no necesita invertir en defensa?".
Transición ordenada
Tanto la administración de Estados Unidos como la canciller alemana han abogado en Múnich por una transición ordenada para sortear vacíos de poder y el inevitable caos, pero Merkel ha rechazado de plano cualquier intervención extranjera en la solución a la esperada sucesión del presidente egipcio Mubarak . Tampoco la democracia occidentral "puede ser exportable" tal cual, aunque dijo que la "línea roja" insoslayable son "los derechos humanos".
El primer ministro británico, David Cameron, ha defendido también que solo el pueblo egipcio debe decidir sobre su futuro : "Sólo puedo aconsejarnos, de manera imperiosa, que escuchemos también a la gente que por primera vez puede expresar su opinión".
Pero mientras Merkel se ha manifestado contraria a la celebración rápida de comicios, "creo que sería equivocado convocar rápidamente a elecciones como comienzo del proceso de democratización", Clinton ha pedido elecciones libres bajo la observación de inspectores internacionales. Lo prometedor de las reformas tampoco debería obviar los riesgos que encierra la transición, ha añadido, "puede ser caótico y causar inestabilidad en el corto plazo". En referencia velada a la revolución iraní, advirtió que "peor aún, como ya hemos vivido antes, la transición puede llevar simplemente a otro régimen autoritario".
Por esta razón, la transición "sólo funcionará si es consensuada, si incluye a la población y si es transparente" y Clinton pidió a las nuevas fuerzas y futuras autoridades una clara renuncia a la violencia y el respeto de las minorías étnicas y religiosas, para merecer sentarse a la mesa redonda de la transición.
«No es una revolución islámica»
En entrevista al semanario alemán "Spiegel" , el vicepresidente de los opositores Hermanos Musulmanes, Rashad al Bayumi, ha descargado en el Gobierno egipcio la sola repsonsabilidad de las muertes y la violencia: "Le juro que los Hermanos Musulmanes no han llamado a la violencia ni tampoco lo hará". Añade Bayumi que los Hermanos Musulmanes han desistido deliberadamente de asumir un papel protagonista en las protestas: "No queremos que la revolución sea entendida como una revolución de los Hermanos Musulmanes, como revolución islámica. Éste es el levantamiento popular de todos los egipcios".
Bayumi busca convencer de que, pese a acusaciones de violencia contra los cristianos, su organización respeta a gentes de otro credo: "Esos son nuestros principios. Nuestra religión no es una religión diabólica", sería el gobierno el que los presentaría "de una forma falsa".
Unos 350 dirigentes internacionales y expertos en defensa, de una cincuentena de países, debaten un año en Múnich sobre los principales desafíos de la seguridad internacional. El estallido de protesta en el mundo árabe ocupa naturalmente en interés central pero en la agenda figuran también temas ya clásicos como Afganistán o la seguridad euroatlántica, y novedades como el cibercrimen y la crisis financiera global.
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