Bulgaria afronta su primer gran reto en la presidencia de la Unión Europea

La incertidumbre sobre la celebración de la Cumbre ya se vislumbraba en las recientes declaraciones del primer ministro búlgaro, Boiko Borisov , en días pasados de que «existe tensión y grandes expectativas», aunque afirmaba que uno de los principales objetivos es despejar el ambiente, ya que «ésta es, quizá, una de las últimas posibilidades de que haya diálogo. Las relaciones en tantas partes del mundo se han deteriorado mucho, estallan guerras, hay acciones agresivas; todo esto encubierto con magníficos términos como ‘libertad’, ‘democracia’, ‘justicia’, aunque la realidad es que muchos seres humanos mueren». Borisov concluyó: «Dudo que haya alguien que le resulte agradable organizar semejantes encuentros».

Pese a esta cautela, la celebración de la Cumbre será una realidad en el palacete de Evcsinovgrad, en las inmediaciones de Varna, donde ya se ha montado un enorme dispositivo policial. Las medidas de seguridad son excepcionales, tanto por parte búlgara como turca. Vale señalar que la comitiva de Erdogan llega con dos aviones. Ha sido muy comentado el hecho de que el mandatario turco dispondrá de dos cocineros, uno probará la comida y el otro, la forma en que se prepara.

Los temas principales que se debatirán en Varna son la actualización de la Unión Aduanera , la liberalización del desplazamiento, con visados, de los ciudadanos turcos a los países europeos de la zona Schengen y la más rápida tramitación de la ayuda financiera para los refugiados sirios ya que Turquía insiste en recibir, ya, el resto de los fondos destinados a los efectos. También se espera que se debata la agilización del proceso relacionado con algunos de los capítulos de negociación para la candidatura de Turquía para la UE . Según las autoridades turcas, concretamente el ministro turco de Asuntos de la Unión Europea, Omer Celik , el Gobierno ya ha cumplido con todos los criterios exigidos por el bloque comunitario para que sus ciudadanos sean eximidos de visado.

«Tenemos muy pocas vías de comunicación abiertas, y desearía que actuemos con sano juicio y responsabilidad», afirmaba el primer ministro búlgaro. Todo parece indicar que es una reacción, lógica por cierto, de unas recientes afirmaciones de Erdogan, de que las fronteras espirituales de Turquía incluyen, entre otras, a la comarca de Kardzhali, en el sureste de Bulgaria, con predominante población de la minoría turca.

No cabe duda que la Cumbre de Varna será determinante para el futuro de la comunidad europea y sus relaciones con Turquía. Pero también no menos importante es para Bulgaria que durante el período de su presidencia comunitaria –la primera que asume-, debe afrontar uno de los mayores retos desde que forma parte de la UE . Y también es muy importante para el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov y su gobierno de centroderecha, hostigados constantemente por los socialistas, incluso en temas tan importantes como la celebración de esta Cumbre comunitaria, en la que Bulgaria desempeñará un papel de intermediario entre los estados comunitarios y Turquía.