Biden señala a China como «creciente desafío» militar para EE.UU.
El presidente visita el Pentágono y rinde homenaje a la fuerte presencia de negros en los rangos inferiores
Joe Biden escucha al secretario de Defensa, Lloyd Austin
Joe Biden se plantó este miércoles por primera vez en el Pentágono como presidente y comandante en jefe de EE.UU. Tras una larga carrera en Washington, conoce bien el paño: fue durante años presidente del Comité de Relaciones Exteriores del ... Senado y como vicepresidente de Barack Obama tuvo peso en la presencia militar de EE.UU. en Afganistán -se opuso al incremento de tropas que defendió la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton- e Irak, donde fue el punto de contacto de la Administración Obama.
La de este miércoles fue una primera toma de contacto y una visita para, en palabras de los portavoces de Biden, «rendir homenaje a la rica historia de miembros del ejército negro«. Casi el 40% de los militares, con mayor presencia en los rangos inferiores, pertenecen a minorías raciales. Por primera vez desde la creación del ejército de EE.UU., su líder será negro. Biden, que acudió al Pentágono junto a la vicepresidenta, Kamala Harris , eligió para el puesto a Lloyd Austin , un general de cuatro estrellas retirado en 2016. Austin fue el militar que supervisó la retirada de tropas de Irak decretada por Obama y Biden entre 2010 y 2011.
Pero la parada en el Pentágono era para algo más que un discurso agradable y una previsible condena contra el reciente golpe militar en Myanmar. Biden aprovechó su discurso para dejar cuál será la gran preocupación de EE.UU. en el terreno militar: China .
«Tenemos que hacer frente al creciente desafío que supone China para mantener la paz y nuestros intereses en la región Indo-Pacífico y en todo el mundo», dijo el presidente, que además anunció la creación de un nuevo grupo de trabajo en el Departamento de Defensa centrado en el gigante asiático que definirá la estrategia y las operaciones militares de ahora en adelante.
Fue la única potencia militar que Biden mencionó en su comparecencia, en una muestra de la importancia, no solo económica, que ha tomado China como rival global de EE.UU. El presidente también dijo que quería saber «todos los hechos» sobre el papel de China en la propagación del Covid-19 hace más un año.
Confianza
La visita al Pentágono, en los primeros compases de su presidencia, servía también para buscar restablecer la confianza entre la Casa Blanca y el ejército después de las turbulencias del mandado de Donald Trump .
Trump tuvo una relación ambivalente con los militares. Pasó de denigrarlos -«sé más sobre Daesh que los generales, creedme», «no saben mucho porque no están ganando», dijo sobre la cúpula militar en la campaña que le llevó a la Casa Blanca- a llenar su equipo de ellos. Eligió a los generales James Mattis (secretario de Estado), John Kelly (jefe de Gabinete) y H.R. McMaster (asesor de seguridad nacional) para poner orden en su Gobierno. Todos acabaron dimitiendo y, en la recta final de su presidencia, descargando críticas y avisos de que Trump era una amenaza para la democracia. A su último secretario de Defensa, Mark Esper , lo despidió pocas semanas antes de dejar la Casa Blanca por haberse opuesto al uso del ejército para enfrentarse a las protestas raciales del verano.
En campaña, Biden utilizó una información de ‘The Atlantic’ que aseguraba que Trump había llamado «perdedores» y «pringados» a los estadounidenses que habían muerto en la Primera Guerra Mundial. Atacó al entonces presidente y sacó sus galones de ser familia militar: su hijo, Beau, fallecido en 2015 fue a la Guerra de Irak justo cuando él llegó a la Casa Blanca como vicepresidente en 2009. Biden es el primer presidente. «Es el primer presidente con algún militar en 40 años, lo que le otorga una conexión personal con el papel importante del ejército», defendió esta semana su portavoz, Jen Psaki.
«Nunca os faltaré al respeto, ni al honor, ni os politizaré», dijo Biden a los militares, en un dardo a su antecesor.
Esa relación se ha puesto a prueba nada más llegar a la Casa Blanca. La elección de Austin viene acompañada del ascenso de dos mujeres a los rangos más altos del Pentágono. Kathleen Hicks es la nueva subsecretaria de Defensa, primera mujer en el cargo, y Kelly Magsamen es la jefe de gabinete de Austin.
Nada más llegar a su cargo, el nuevo líder del Pentágono ha decretado una revisión de la presencia de extremismo en las filas, en medio de una polarización creciente en EE.UU. que se materializó el pasado 6 de enero en el asalto violento al Capitolio por una turba de seguidores de Trump alentada por el entonces presidente. Un buen número de los arrestados por aquellos incidentes -y también una de las personas que murieron, una veterana del ejército del Aire- tienen experiencia en las fuerzas de seguridad. Austin también ha puesto en revisión los programas sobre abuso sexual dentro del ejército y la composición de los paneles de asesores del Pentágono, donde Trump colocó a varios leales en las últimas semanas de su presidencia y que el secretario de Defensa ha buscado purgar.
Biden ya ha empezado a dejar su impronta en política militar. Nada más jurar su cargo, Biden firmó una orden ejecutiva para dar la vuelta al veto establecido por Trump a los transgénero en el ejército. La semana pasada, en su primer discurso de entidad sobre la política exterior de su mandato, anunció el cese de la cooperación de EE.UU. con Arabia Saudí en la guerra de Yemen. También ha ordenado el congelamiento de la decisión de Trump de retirar 12.000 efectivos de las bases estadounidenses en Alemania, tomada de forma inesperada el verano pasado.