Beirut vuelve a asomarse al precipicio de la guerra sectaria tras el asesinato de Al Hassan

Todos los indicios apuntan al régimen sirio de Bashar al Assad como autor intelectual del atentado, dadas las credenciales -y las amenazas- que rodeaban a Al Hassan, a quien todos apuntaban como inminente nuevo jefe de la Inteligencia libanesa. Alto cargo del servicio de espionaje, suní, muy vinculado a Rafic Hariri y luego al hijo de éste, Saad, hoy jefe de la oposición, Al Hassan llevó a cabo la investigación reciente que condujo al desmantalamiento de un complot pro-sirio en el Líbano.

Como consecuencia de su trabajo, fue detenido el ex ministro libanés Michel Samaha , partidario del régimen de Damasco. El asesinato de ayer, registrado en un barrio cristiano de Beirut y que se saldó con al menos 8 muertos y más de 80 heridos, tiene todas las características de una venganza.

El atentado pretende, también, convertir la pugna entre partidos en una guerra religiosa entre suníes -hoy víctimas-, chiíes y cristianos para obtener réditos políticos, no sólo en beneficio de los dirigentes libaneses sino también de las potencias vecinas, en particular Siria, Irán e Israel. La secular convivencia entre las religiones pudo ser reconstruida después de la guerra civil (concluida con los acuerdos de 1990), y fue alabada hace sólo un mes por Benedicto XVI , que en su viaje pastoral al Líbano la puso como ejemplo para el resto de Oriente Próximo.