El «affaire» de la señora Robinson

Reconoce que su primer impulso fue abandonarla y que cada día reza para tener fuerzas en esta situación, aunque no ofrece garantías de que el matrimonio pueda salvarse. Ella, devota protestante, busca la redención.

La noticia pública de la infidelidad la destapó indirectamente Iris Robinson, que durante muchos años ha actuado de secretaria política de su esposo, al anunciar antes de la Navidad que dejaba la política por cuestiones de salud. Luego se ha sabido que el pasado marzo, el día en que su marido se enteró del afer mantenido con un empresario norirlandés, ella intentó suicidarse.

Lo sobrelleva con dignidad

Desde entonces el matrimonio ha procurado recomponer la relación, pero la disfunción que ha creado en la vida del primer ministro ha complicado su actividad al frente del Gobierno compartido con el Sinn Fein. Llevaba días «perdido», sin acudir a algunos compromisos delicados para mantener la paz en el Ulster. Aunque algunas voces piden que deje el puesto, él insiste en que puede sobrellevar los cuernos con dignidad y que no dimitirá.

Peter Robinson ha dicho que está seguro de que Dios la perdona. Ella misma en ocasiones se ha referido al poder redendor de la sangre de Cristo. Como en el caso del «pecado» de la homosexualidad, que Iris considera una «abominación» curable por el psiquiatra, lo que le ha ocasionado numerosas críticas.

«Hace año y medio comencé una relación. Empezó de modo inocente cuando di apoyo a alguien que había sufrido una desgracia familiar», ha dicho Iris Robinson en un comunicado. «Pero lamentablemente la relación luego se convirtió en un breve afer. No tuvo para mí ningún significado emocional o duradero, pero mis acciones han devastado mi vida y la vida de quienes me rodean».

Frente a la imagen dura que tradicionalmente han exhibido los líderes del DUP creado por el duro reverendo Ian Paisley, el sucesor de éste se mostró desmoronado al dar lectura a su propio comunicado, en el comedor de su casa. Después de decir que se enteró de la «relación inapropiada» cuando su mujer intentó suicidarse, indicó que «desde entonces cada mañana he pedido fortaleza para llevar esta carga. Admito que mi inmediato impulso era romper mi matrimonio. Me sentía traicionado después de casi cuarenta años de vivir juntos, felices y unidos».