Rafael Correa recibe la asesoría de la chavista Eva Golinger

Tras ese primer trabajo de asesoría, la activista ofreció al Ministerio de Relaciones Exteriores un convenio por valor de 180.960 dólares . Además ha tratado con el Gobierno ecuatoriano sobre la creación de un centro de investigaciones regionales dedicado a «descubrir y divulgar información sobre las estrategias de injerencia e intervención norteamericana y de las trasnacionales en América Latina».

Golinger ofreció a Correa una estrategia comunicacional basada en la publicación de artículos de opinión a favor del presidente ecuatoriano en prensa de otros países, el envío de cartas al director de periódicos extranjeros y la gestión de entrevistas con medios destacados.

Para combatir la imagen de un Correa contrario a la libertad de expresión , por la legislación que ha promovido limitadora de la prensa, Golinger proponía celebrar en Quito una gran conferencia internacional sobre reforma de los medios , en la que analistas, escritores y artistas «progresistas» avalaran las medidas impulsadas por Correa.

También proponía denunciar los vínculos de políticos opositores con grupos extranjeros y su financiación política externa , obviando que el chavismo es precisamente el que ha creado la red más densa de compromisos y favores políticos trasnacionales en el continente.

Planteaba hacer la asesoría desde su apartamento neoyorquino, utilizando chats y Skype, aunque yendo primero a Ecuador para reunirse con Correa, con quien deseaba acceso directo : «Soy antiburocrática y funciono mucho mejor con una relación directa. Mi preferencia es que esta sea una relación de ese estilo, más directa con el Presidente y su equipo, con poca burocracia para poder trabajar».

Pocos días después pasó unos gastos de 9.400 dólares , que incluían el desplazamiento de una semana a Quito –avión y hotel– de ella y de su asistente Romain Migus, y unos honorarios de 10.000 dólares.

Cuatro meses después, en septiembre de 2014, estableció contacto con el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, para ofrecerle también a él sus trabajos de asesoría, con un consultor permanente a tiempo completo en Quito y viajes de ella una semana al mes. Golinger planteaba cobrar 6.000 dólares al mes y pedía la mitad para su asistente . Calculaba unos gastos mensuales de 4.000 dólares (el coste anual con impuestos era de 180.960 dólares).

En cuanto a la creación de un Centro de Estudios Estratégicos (CESE), Golinger proponía un estrecho marcaje a Estados Unidos : monitoreo y seguimiento de las actividades y acciones de los funcionarios estadounidenses en los países del ALBA, recopilación de información sobre quiénes trabajan en las embajadas de EE.UU. y su difusión «estratégicamente coordinada con el Gobierno venezolano». Curiosamente el diseño del CESE contemplaba un «plan de defensa» del centro: «vincular al centro con las organizaciones socio-políticas y los cuerpos de defensa e inteligencia para crear un anillo de protección y de vigilancia permanente de las instalaciones».