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La última traba del Gobierno de Kirchner: hallar tampones es misión imposible

Es enero en Argentina, como agosto en España, y en la operación bikini las mujeres están encontrando en la escasez de este producto por temor a una fuga de divisas un serio problema

La última traba del Gobierno de Kirchner: hallar tampones es misión imposible reuters

Carmen De Carlos

Enero es a Argentina lo que agosto a España. Altas temperaturas, vacaciones de verano y mucha playa. La operación bikini salta a la vista en las figuras estilizadas de las argentinas, pero este año las mujeres jóvenes se han encontrado con un problema inesperado: hay escasez de tampones y lucir el palmito en «esos días» y en traje de baño, resulta complicado. ¿Los motivos? El bloqueo o permanente obstaculización a las importaciones que impone el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por temor a una fuga de divisas.

Encontrar tampones parece haberse convertido en una odisea porque las marcas reconocidas no se fabrican en el país. «OB y Kotex que se importan de Brasil, quedan en la Aduana o bien entran en poca cantidad y apenas se distribuyen», se lamentan –al diario Clarín- en la «droguería Suizo Argentina».

Eliana, dependienta en la farmacia Bauza, en el balneario de Mar del Plata, -infestado de veraneantes en esta época- recuerda una escena habitual: «Hay chicas que entran al negocio y me dicen: ¡Pero es la tercera farmacia a la que entro a preguntar!» (y no encuentra tampones). «Estuvimos varias semanas sin vender. Ahora nos entregaron mercancía pero se va a acabar rápido», explica en el mismo periódico. «Las chicas -insiste- están desesperadas». Si no encuentran lo que buscan no les queda más remedio que recurrir a las antiguas compresas y guardar el bañador en el armario.

Los artículos sanitarios, como los electrodomésticos, tornillos, neumáticos, planchas, recambios o cualquier producto del exterior entran –cuando lo hacen- en cuentagotas en Argentina. El «bloqueo» fue sancionado hace seis meses por la OMC (Organización Mundial del Comercio) tras las protestas de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, entre otros países. Uno de los que se sumó a las quejas fue Brasil, locomotora del Mercosur (Mercado Común Suramericano) donde comparte espacio con Argentina y donde, teóricamente, no debería estrellarse, como le sucede, en la frontera con trabas a sus exportaciones.

El consuelo está en la lluvia

Un equipo de Clarín peinó diferentes puntos de la Costa Atlántica y en todos descubrió el mismo problema con los tampones. En la Farmacia Atenas de La Perla, «casi todas las marcas son importadas y no hay. En algún momento se conseguía una marca pero ya no», insisten. En Pinamar, otro de los enclaves elegidos por los argentinos para veranear, la farmacia que hace esquina en las calles de Bunge y Libertador reconocen en Clarín: «Tenemos sólo tampones mini (tamaño). Estamos así desde diciembre. No llegan de Buenos Aires. Y allá -observan- podés usar otra cosa pero acá, si viniste a la playa o a la pileta (piscina), sin tampones no podés estar».

El pronóstico para las próximas semanas, en cuanto a la venta de tampones, no parece que vaya a cambiar. El único consuelo para las mujeres a las que les toca peregrinar por las farmacias en busca de tampones es que, según el parte meteorológico, en estos días, lloverá.

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