Irak reabre las puertas al Ejército de EE.UU.
John Kerry adelanta en Bagdad los detalles del plan de Obama en la guerra contra el Estado Islámico
mikel ayestaran
Washington tiene prisa. 24 horas antes de que Barack Obama ofreciera los detalles de su guerra contra el Estado Islámico (EI), envió como avanzadilla a Bagdad a su secretario de Estado. John Kerry se reunió con el nuevo primer ministro, Haidar Al Abadi , ... en la primera escala de un viaje por la zona que también le llevará a Arabia Saudí y otros países aún sin concretar y que tiene el objetivo de buscar apoyo militar, político y financiero para la ofensiva que lidera Estados Unidos contra el EI.
Kerry se mostró «animado» después de una charla en la que el sucesor de Nuri Al Maliki le adelantó su planes para «reconstruir» el Ejército y su «disposición para llevar a cabo las reformas necesarias para atraer a la mesa del diálogo a todos los iraquíes», en alusión a la búsqueda de puentes con suníes y kurdos, la gran asignatura pendiente desde la caída de Sadam Husein.
Tres años después de una retirada por la puerta de atrás, los estadounidenses vuelven a luchar en Irak y Kerry desenterró el argumento de George Bush del ‘Eje del bien’ contra el ‘Eje del mal’ para subrayar que «el mundo no puede mirar de brazos cruzados como se esparce el demonio del EI».
En 2011 Barack Obama no fue capaz de acordar con Nuri Al Maliki una prórroga para la permanencia de tropas en el país, pero ahora vuelven por petición de Bagdad, en principio a base de asesores, entrega de armas y ataques aéreos. Ese adiós apresurado marcó el inicio el desencuentro del dirigente chií con el presidente de EEUU, que ha sido uno de los que más ha presionado este verano para que no fuera reelegido primer ministro pese a su victoria en las elecciones. Maliki es ahora vicepresidente del país.
El despliegue de tropas internacionales es una «línea roja», según todos los responsables estadounidenses que no olvidan las casi 4.500 bajas sufridas en el país árabe. El objetivo es «actuar de forma inmediata para frenar la expansión de este cáncer», señaló Abadi tras su encuentro con el jefe de la diplomacia norteamericana. Ante las voces locales críticas con esta nueva intervención de Estados Unidos, entre ellas la del clérigo radical Muqtada Al Sader que se refirió a EEUU como «fuerza ocupante», el nuevo primer ministro argumentó que «la comunidad internacional tiene la responsabilidad de proteger a Irak, a los iraquíes y a toda la región».
Extensión a Siria
Hasta el momento EEUU se ha centrado en el lado iraquí del califato instaurado por el EI hace tres meses, pero todo parece listo también para que empiecen los bombardeos en las provincias sirias bajo control yihadista. A diferencia de Bagdad, Damasco no es un aliado y por ello esta parte presenta muchas incógnitas. Junto a los ataques contra el EI, Estados Unidos vuelve a poner sobre la mesa la opción de armar a los grupos armados «moderados» de la oposición que, desde enero, además de combatir a las fuerzas de Bashar Al Assad están en guerra abierta con los yihadistas por el control de las zonas sin presencia del régimen.
El gran problema es la progresiva radicalización que han sufrido estos grupos después de tres años de conflicto y, sobre todo, la falta de confianza en Occidente que desde el primer día les prometió armas para derrocar a Assad, pero estas nunca llegaron.
El Frente Islámico (FI) es la principal coalición de grupos armados opositores en Siria y en las últimas horas ha sufrido un duro golpe tras la muerte de Hasan Abud y otros dirigentes en un atentado. El líder del ‘Movimiento Islámico de los Libres de Sham’, el grupo más importante de la coalición, estaba reunido con su gente de confianza cuando el lugar fue atacado, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos que calificó los hechos de «confusos». Al menos 28 personas perdieron la vida y ´Los Libres de Sham’ (como se conoce a esta facción) se han apresurado en nombrar a un nuevo ‘emir’, Hashem al Sheij, y un jefe militar, Abu Saleh al Tahan.
Vuelta a Irak
Las fuerzas de EE.UU se fueron en silencio y sin apenas cámaras, nada que ver con el bombardeo masivo sobre Bagdad seguido en directo por las grandes cadenas mundiales que abrió la guerra contra Sadam Husein la noche del 20 de marzo de 2003. En apenas 72 horas los últimos 4.000 soldados estadounidenses que quedaban en Irak –llegaron a tener 170.000- completaron su salida. Los últimos 500 lo hicieron el 18 de diciembre de 2011 a las 7.38 de la mañana a bordo de una columna de 110 vehículos blindados procedentes de la base de Camp Adder, 300 kilómetros al sur de Bagdad, con destino Kuwait. Barack Obama cumplió una de sus promesas electorales y cerró una guerra de nueve años que no había terminado y dejando atrás un país arrasado en manos de una muy frágil democracia que ahora le vuelve a pedir ayuda.
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