Cameron aprobará una ley de urgencia para almacenar datos de telefonía

El tribunal con sede en Luxemburgo consideró que retener los detalles de todas las comunicaciones electrónicas de los ciudadanos europeos constituye «una injerencia de gran magnitud y especial gravedad en los derechos fundamentales» que no se limita «a lo estrictamente necesario».

Pese a la rotundidad del fallo, el Gobierno británico sólo ve en la decisión una manera de retroceder en cuanto a grado de seguridad se refiere en un periodo precisamente complejo.

«El primer deber del Gobierno es proteger nuestra seguridad nacional y actuar rápidamente cuando se vea comprometida. Los acontecimientos en Irak y Siria demuestran que no es el momento para mermar de nuevo en nuestra capacidad de proteger a nuestro pueblo», declaró, el primer ministro David Cameron , esta mañana.

De esta manera, el Gobierno devolvería a las compañías de telecomunicaciones la autorización para registrar qué usuarios contactan con otros por llamadas, mensajes y correo electrónico, dónde y cuándo. Eso sí Cameron ha recalcado que no se podrá acceder al contenido de esas comunicaciones. Sólo se almacenarán los datos de emisor y receptor de la llamada, localización, duración, fecha y hora, equipo utilizado.

El líder del Gobierno también ha procurado dejar claro que con este nuevo paquete de medidas no se confiere un mayor poder a las compañías, sino que se reestablecen dos medidas vitales ya existentes para garantizar la protección de la sociedad.

La aprobación de esta ley había enfrentado hasta ahora a Cameron, con su vice primer ministro Nick Clegg, líder Partido Demócrata Liberal, tras bloquear la denominada «snooper's charter» algo así como «carta de fisgón». Ahora los tres partidos principales se han mostrado a favor de desarrollar esta nueva ley.

La legislación de emergencia incluye una cláusula que expirará en 2016 por la que los diputados deberán entonces revisar la norma y dilucidar cómo puede ser actualizada y reformada.

Desde que Edward Snowden filtrará hace un año la estrecha cooperación entre la NSA estadounidense (Agencia Nacional de Seguridad) y el GCHQ británico (Cuartel General de las Comunicaciones del Gobierno) en el desarrollo y posterior utilización de programas de espionaje masivo, la compleja relación entre seguridad y privacidad quedó más difusa que nunca.