La popularidad de Sarkozy ya no es lo que era
La sociedad francesa se divide en las encuestas tras la imputación del expresidente de la República por corrupción activa y tráfico de influencias
Juan PEDRO Quiñonero
Inculpado por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias, Nicolas Sarkozy sigue teniendo una popularidad que es su gran arma política y su calvario íntimo.
Entre un 45 y un 55 % de los electores conservadores consideran que Sarkozy sigue siendo su mejor candidato ... a la presidencia de la República, mientras que, por el contrario, un 62 % de franceses de distinta sensibilidad estiman que Sarkozy no debería volver a la política.
Los sociólogos consideran que esa división de opiniones muy radical, entre partidarios y adversarios, confiere a Sarkozy una «personalidad polémica», que puede subir o bajar en el ascensor de la popularidad, con mucha velocidad pero rumbo imprevisible.
Un 61 % de los lectores del diario conservador Le Figaro estiman que Sarkozy es víctima del «acoso jurídico», mientras que un 39 % estiman que no hay ningún acoso judicial contra el ex presidente.
Quizá sea previsible pensar que la evolución de la instrucción de los seis escándalos ( caso Tapie , Karachi , conexiones con Gadafi , escuchas telefónicas, financiación ilegal y sondeos indebidos) que afectan a Sarkozy pudiera favorecer o hundir la popularidad del ex presidente.
Según un sondeo del diario popular Le Parisien, el 68,3 % de los franceses estima que los escándalos complican y pudieran impedir la vuelta de Sarkozy a la política, con aspiraciones a su reelección como presidente. Por el contrario, el 31,7% de los franceses sigue pensando que el ex presidente puede volver a ser elegido jefe del Estado, en las elecciones del 2017.
Sarkozy quiere volver a la política
Personalidad muy combativa, Sarkozy no se da por vencido, ni mucho menos. Todo lo contrario. Los procesos en curso y su imputación por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias lo excitan y confirman su determinación personal, por dos razones mayores.
Primero, Sarkozy se dice dispuesto a demostrar que es víctima de una campaña judicial que él considera «odiosa». Segundo, el ex presidente no ha renunciado a volver a lanzarse en una nueva, larga e imprevisible campaña de reconquista política, que, en su caso, solo puede terminar en el Elíseo. Veremos.
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