El último refugio de Yanukóvich
Los prorrusos desalojan el ayuntamiento de la localidad de Yenakievo, donde ondea de nuevo la bandera ucraniana
El último refugio de Yanukóvich
Cuesta respirar. La omnipresente chimenea de la fábrica de la compañía Hierro Yenakievo vomita un humo tan denso que produce picores en la nariz y la garganta. En la iglesia de San Jorge decenas de vecinos esperan en cola a que el padre Vasily bendiga ... las cestas de Pascua. A ellos no les molesta la polución, están acostumbrados a vivir a la sombra de una chimenea que mientras eche humo simboliza trabajo.
El templo se levantó hace cuatro años sobre las ruinas de una antigua iglesia derribada por la administración soviética y su principal patrocinador fue el entonces presidente Víctor Fedorovich Yanukóvich , nacido en Yenakievo hace 64 años y refugiado en Rusia desde febrero tras huir de la revuelta en Kiev. «Además de la iglesia, también donó el icono principal. Junto al cosmonauta Georgi Beregovoi es el personaje más importante de la ciudad, por eso esta es una iglesia en honor a San Jorge y San Víctor», señala el padre ante el enfado de los fieles que se impacientan a la espera de la bendición.
Los ciudadanos acuden en masa a celebrar el día grande de Pascua -este año coinciden la ortodoxa y la católica- a esta iglesia y a las otras cuatro que hay en esta ciudad de 185.000 habitantes situada 65 kilómetros al norte de Donetsk . No hay pérdida posible porque conserva el mismo esquema de toda ciudad soviética en cuyo corazón está la plaza de Lenin con el ayuntamiento. Por primera vez desde hace más de una semana se ha vuelto a izar la bandera nacional en el mástil del edificio consistorial. «Ya no hay milicianos, se han marchado», informa un policía. Durante 48 horas Yenakievo formó parte del mapa insurgente de la autoproclamada República Popular de Donetsk, pero ahora no queda ni rastro prorruso más allá de algunos carteles en las paredes.
El suelo está gris de la polución, las fachadas de las casas igual, todas menos las de los dos edificios que flanquean la plaza «fueron limpiadas por orden del presidente, que también instaló el reloj solar de mármol con un héroe de la URSS en cada hora y esta fuente que en verano ofrece espectáculos de luz y sonido cada noche», informa Zoia Feodorovna sentada en mitad de la inmensidad de esta plaza con vistas a la chimenea. Zoia repite una y otra vez que «no entendemos cómo pudo abandonarnos, pero le seguimos respetando y es nuestro presidente, además, mira qué fuente tan bonita nos ha puesto, vuelve en verano para verla en funcionamiento, es espectacular».
Casa en ruinas
Nina Anatolivna está «muy orgullosa» de ser paisana de Yanukóvich y quiere hablar a la prensa internacional para decir que «debemos seguir siendo parte de Ucrania, pero Kiev tiene que tratarnos mejor. Desde la caída de la URSS nos sentimos abandonados, solo Yanukóvich nos prestó atención». Casada en dos ocasiones, con un marido ruso y otro ucraniano, asegura que «yo soy un ejemplo de la mezcla que hay en esta parte del país, tengo dos hijos rusos y dos ucranianos, familia viviendo al otro lado de la frontera… y aquí es igual en la mayor parte de familias, Kiev no puede dar la espalda a Moscú, somos naciones hermanas».
La casa donde nació el presidente está a las afueras, en el humilde barrio de Pivnovka. Solo queda el esqueleto de madera al final de un camino de tierra. Yanukóvich perdió a su madre cuando tenía dos años, su padre se volvió a casar, pero murió a los pocos años y se fue a vivir con su abuela. Tras una juventud marcada por dos detenciones, por robo y peleas, comenzó su carrera política desde el mundo de los sindicatos del transporte. A los 26 años dio el salto a Donetsk desde donde no dejó de escalar puestos desde la gobernación hasta llegar la presidencia del país 2010, pasando por el asiento de primer ministro. Una escalada en política acompañada de una carrera en el mundo de los negocios con intereses en el sector de la construcción y el metal que comparte con sus dos hijos y parientes más próximos.
«Aquí les esperamos, todos creemos que vendrá como lo hace todos los años con motivo de esta fiesta. Para la ciudad fue un buen presidente y trató a Yenakievo como a su patria chica, le debemos mucho», confiesa Leonid, ingeniero jubilado para quien «una de las ayudas más importante ha sido la modernización del sector metalúrgico, en cuanto esté terminado el proceso nos permitirá vivir en un ambiente menos contaminado».
A lo largo de la mañana llegan las noticias del tiroteo en Sloviansk . Aquí nada recuerda la lucha que mantienen los milicianos prorrusos contra el gobierno de Kiev y la ocupación del ayuntamiento parece un hecho del pasado lejano. «Desde el punto de vista formal es el presidente legítimo de Ucrania y tras su salida del país no ha habido más que problemas y los precios se han disparado, pero ahora aquí ha vuelto la calma», apuntan Galina y Yuli, dos vecinas que han viajado desde Kiev para visitar a su familia y que ven Yenakievo «cada año mejor y más limpio».
El ex presidente no está lejos, solo doscientos kilómetros separan su ciudad natal de Rostov de Don, ciudad rusa donde ha realizado sus últimas apariciones ante los medios . Yanukóvich sigue considerándose presidente de Ucrania y se siente víctima de un golpe de estado, ni sus más leales seguidores le perdonan el haber huido a Rusia. Solo le queda Yenakievo.
Noticias relacionadas
- Putin tiene 40.000 soldados listos para invadir Ucrania
- Un panfleto recuerda el pasado nazi a los judíos de Donetsk
- El primer ministro ucraniano acusa a Putin de querer restaurar la Unión Soviética
- Joe Biden viaja a Kiev como muestra del apoyo de Estados Unidos a Ucrania
- Kiev cree que el tiroteo de Slaviansk fue un montaje ruso
Ver comentarios