Valls se enfrenta a una rebelión socialista por su plan de recortes

Si los ajustes del primer ministro no se aprueban en la Asamblea Nacional, Hollande perdería su mayoría, con graves riesgos políticos y financieros

Valls se enfrenta a una rebelión socialista por su plan de recortes reuters

juan pedro quiñonero

Cuando Manuel Valls , primer ministro, presente los detalles concretos del programa de 50.000 millones de euros de recortes , los diputados socialistas tendrán que aprobarlos o rechazarlos. Si esos recortes no fuesen aprobados en la Asamblea Nacional, cuando se vayan presentando, el presidente François Hollande ... perdería su mayoría parlamentaria, con unos riesgos políticos y financieros incendiarios.

El presidente Hollande y su primer ministro cuentan con el apoyo del Gobierno y una mayoría aparente de diputados socialistas. Una sólida minoría de diputados socialistas intentan vender muy caro su voto, proponiendo alternativas que no son tales.

El Tribunal de Cuentas, con presidente socialista, y la Comisión europea, hace un año que aconsejaron a Hollande realizar unos 65.000 millones de euros de recortes, para poder respetar los compromisos europeos que Francia lleva veinte años incumpliendo.

Valls respalda a Hollande

Durante la campaña electoral de 2012, François Hollande afirmó que su Gobierno no aprobaría el Pasto Fiscal europeo, firmado por todos los aliados Europeos. Elegido presidente, el Pacto Fiscal fue aprobado por los diputados socialistas el otoño de 2012.

Para intentar cumplir el pacto, el presidente Hollande anunció personalmente, hace meses, que su Gobierno debería realizar 65.000 millones de euros de recortes. 15.000 millones, este año. Y 50.000 millones los dos próximos años.

Elegido jefe de Gobierno, Manuel Valls presentó su programa, confirmando la decisión presidencial: Francia se compromete a realizar 50.000 millones de recortes, en los dos próximos años.

Manuel Valls presentó las grandes líneas de su programa gubernamental el pasado día 8 de este mismo mes de abril. Y la mayoría socialista aprobó el programa, masivamente, con 306 votos socialistas a favor, 239 votos conservadores en contra, y 26 abstenciones.

Bomba política

Tras conseguir esa aprobación masiva de las grandes líneas de sus proyectos, Valls confirmó, la semana pasada, los 50.000 millones de euros de recortes, anunciados meses antes por el presidente Hollande.

El anuncio cayó como una bomba política, tras la catástrofe electoral de las recientes elecciones municipales.

Conocidas las grandes líneas del proyecto, Manuel Valls debe proceder a presentar los detalles concretos de su programa de Gobierno, que debieran ser aprobados progresivamente, por la Asamblea Nacional, con mayoría socialista.

Esos proyectos de recortes requieren muchas precisiones legislativas. Las grandes cifras no podrán cambiar mucho. Algunos diputados socialistas creen que podrían aportarse matices que hiciesen más llevadero el programa de rigor presupuestario concebido por el presidente Hollande, hace meses.

En la última cumbre europea de finales de diciembre pasado, Angela Merkel advirtió a los gobiernos de Francia, España e Italia que «el euro no será eterno, si no se cumple el Pacto Fiscal y se realizan las reformas anunciadas». Era una manera diplomática de advertir que no serían aceptables nuevas demandas de aplazamientos.

Todos los gobiernos franceses de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy ya pidieron y consiguieron aplazamientos para cumplir más tarde una convergencia europea siempre incumplida. El Pacto Fiscal de 2012 fue la última peripecia de los eternos chalaneos franceses, ante el rigor presupuestario europeo.

El presidente Hollande ha pedido a Manuel Valls, primer ministro, y Michel Sapin, ministro de Economía, que intenten negociar nuevas formas de flexibilidad, para cumplir más tarde los compromisos estatales de reducción del déficit y la deuda. La campaña electoral europea complica mucho tales exigencias francesas, cuando el ejecutivo comunitario y el resto de los vecinos europeos entran de lleno en una campaña electoral, europea, muy marcada por las llamaradas populistas.

Caído de hinojos en la impopularidad más alta de la historia de la V República, el presidente Hollande se encuentra cogido en una doble tenaza e hipoteca: debe cumplir los compromisos que él mismo firmó y anunció, cuando su mayoría parlamentaria socialista oscila entre la angustia y la esquizofrenia política.

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