La inseguridad provoca una ola de linchamientos en Argentina
La oposición acusa al Gobierno de inacción frente a la escalada de incidentes en los que la población se toma la justicia por su mano
carmen de carlos
En cuestión de días, el hecho aislado comenzó a convertirse en secuencia ininterrumpida. De un linchamiento se pasó a otro y a este se sumó uno nuevo hasta llegar a una decena, en diferentes puntos de Argentina , en poco más de una semana. En ... la furia desatada, la ceguera confundió inocentes con culpables y un par de jóvenes trabajadores recibió una paliza descomunal de la turba. Los hechos se sucedieron en Buenos Aires, Jujuy, Córdoba, La Rioja y Santa Fe.
Con las alarmas encendidas, la oposición buscó responsabilidades en un Gobierno que considera ausente o sin reacción frente a un creciente aumento de la inseguridad. La Iglesia alzó la voz para detener la mal llamada «justicia por mano propia» y el Ejecutivo ensayó diferentes argumentos donde, en palabras de la presidenta del Gobierno, hay que entender que la delincuencia «es el resultado de la falta de inclusión social».
«Cuanto mayor es el grado de exclusión, mayor es el de violencia»Cristina Fernández, instalada en el poder de la Casa Rosada desde hace once años, reflexionó: «El que se siente en la periferia siente que esta sociedad le soltó la mano. Y cuanto mayor es el grado de exclusión, mayor es el grado de violencia, que es lo que queremos evitar».
Sergio Massa, diputado ex kirchnerista que ganaría las elecciones si fueran hoy -según los sondeos-, había señalado a la viuda de Néstor Kirchner al expresar la necesidad de tener «un gobierno que garantice el Estado de Derecho y el cumplimiento de la ley» para evitar linchamientos. Dicho esto, el hombre fuerte del Frente Renovador añadió que «cualquier intento de justicia por mano propia debe ser repudiable y absolutamente condenable».
Las palabras de Fernández, como si el problema le fuera ajeno y tras una década larga de gestión no tuviera responsabilidad alguna de la «exclusión social», resulta llamativa. Marta Nercellas, abogada penalista, tiene en cuenta el «hastío de los ciudadanos por la ausencia de respuesta a la inseguridad» y el mal ejemplo que se ofrece a la sociedad con «la falta de sanción a los funcionarios que claramente delinquen a la vista de todos». Esa impunidad, analiza con la vista puesta en la corrupción gubernamental, «ofrece una imagen de un Poder Judicial que simula aplicar la ley o hacerlo sólo en aquellos casos que no afectan al poder». Dicho esto, añade, «el anonimato de la multitud les hace sentir que no sufrirán consecuencias por transgredir la ley».
El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, intervino frente al efecto contagio de los linchamientos. «El camino a transitar es acudir a las instituciones. Si es por mano propia, no es justicia» . Las causas de estos actos «con un serio componente de irracionalidad», añade, «no es una sola». Entre otras, citó «el cansancio o hartazgo ante lo reiterado de los robos y asesinatos sin que se cuente con respuesta desde la justicia y las fuerzas de seguridad». «Todos -añade en el diario «La Nación»- somos responsables de esta situación aunque en grados diversos» y recordó que los pobres también son víctimas del delito. «Hay presos que son contratados por fuerzas de seguridad para salir (de las cárceles) a delinquir», señaló.
Cien mil agentes
Jorge Capitanich, jefe de Gabinete, en un intento por sacudir responsabilidades del Gobierno, recordó que los efectivos de seguridad nacional superan los cien mil agentes y las provincias duplican con creces ese número. El mensaje era, «no hay ausencia del Estado».
Mario Ishi, kirchnerista como él y ex alcalde de la localidad de Jose C. Paz, justificó los linchamientos: «Cada vez que te asaltan, te rompen la cabeza de un garrotazo. La última carta que le queda a la gente es defenderse… Es la falta del Estado y el problema de las drogas lo que hace que la gente salga a defenderse. Los están matando como perros y no queda otro recurso».
«Quien lincha es un asesino o como mínimo un vengador»El sacerdote y titular de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) , Juan Carlos Molina, dijo que «el linchamiento te convierte en un asesino o en un mínimo vengador». El aumento del narcotráfico durante la última década en Argentina está ligado a la violencia. El país pasó de ser un lugar de tránsito de droga a elaborarla en sus propias «cocinas del infierno» y absorber una migración de narcos que encuentran en Argentina su lugar en el mundo para pasar desapercibidos y vivir en urbanizaciones de lujo.
El jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Mauricio Macri, intervino en el debate y reconoció que «el año pasado, mi hija estuvo todo el año fuera del país. La extrañé muchísimo, pero me dio tranquilidad que se fuera porque había una menos de qué que preocuparme», dijo en alusión a la inseguridad.
Curiosamente, en este escenario, la única voz que no se alza es la de María Cecilia Rodríguez, ministra de Seguridad. Hasta el momento no ha dicho una palabra.
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