«Perdidos» en el vuelo malasio MH370
El primer ministro malasio confirma que alguien a bordo del avión desconectó sus sistemas de comunicación, le hizo dar la vuelta y siguió otro rumbo durante más de siete horas
Pablo M. díez
Como en la famosa serie de televisión «Perdidos», en la que un variopinto grupo de supervivientes de un accidente de avión se queda varado en una isla del Pacífico llena de sorpresas, nada es lo que parece en el desaparecido vuelo MH 370 de las aerolíneas de Malasia ... , que cubría el trayecto entre Kuala Lumpur y Pekín. Lo que el sábado pasado comenzó como un trágico accidente aéreo ha derivado en un misterio en el que todo indica que el avión sufrió un secuestro.
Tras una semana de especulaciones , en la que las exclusivas periodísticas han ido por delante de los anuncios oficiales, el primer ministro de Malasia, Najib Razak, confirmó este sábado que alguien a bordo del avión desconectó sus sistemas de comunicaciones para no ser captado por los radares, le dio la vuelta y siguió un rumbo totalmente opuesto durante siete horas y media. «Estos movimientos se corresponden con la acción deliberada de alguien en el aparato», analizó el primer ministro, quien sin embargo no confirmó ni desmintió que se tratara de un rapto. «Estamos investigando todas las posibilidades para saber por qué el vuelo MH 370 se desvió de su ruta», añadió. Siguiendo sus órdenes de investigar a fondo tanto a los pasajeros como a la tripulación, la Policía registró este sábado las casas del comandante y del piloto .
«Cerca de la frontera entre Malasia y el control de tráfico aéreo vietnamita, las comunicaciones fueron cortadas», detalló el primer ministro, quien también indicó que, en lugar de volar al noreste rumbo a Pekín, se giró hacia el oeste sin consultar con la torre de control, como es preceptivo. Pero no siguió una trayectoria indefinida como si se hubiera perdido. Primero enfiló de vuelta a la Península Malaya y luego tomó hacia el noroeste, donde el vuelo MH 370 fue detectado por un radar militar. A pesar de la interrupción voluntaria de las comunicaciones, su rastro fue localizado gracias a los datos que el aparato, un Boeing 777-200ER, enviaba automáticamente a los satélites espaciales, como posición, altitud y velocidad.
Dos posibilidades
Mediante dichas señales, los investigadores han determinado que el avión siguió volando hasta las 8:11 de la mañana del sábado. Aunque no saben exactamente el lugar donde por fin desapareció, barajan dos posibilidades: que tomó un corredor aéreo al norte de Tailandia, que conecta con Kazajstán y Turkmenistán, u otro que se dirige al sur hacia el Océano Indico, donde habrá que empezar a buscar.
Con este importante descubrimiento arranca la segunda semana del misterio que envuelve al vuelo MH 370 de Malaysia Airlines. Tras despegar de Kuala Lumpur a las 00:40 (hora local) del pasado sábado, el avión, con 227 pasajeros y 12 tripulantes a bordo, se perdía en el radar a la 01:40 mientras se aproximaba al sur de Vietnam, donde el Golfo de Tailandia confluye con el Mar de China Meridional. «All right, roger that» («De acuerdo, entendido»), respondió el piloto, indicando que todo iba normal, cuando la torre de control le anunció que iba a entrar en aguas vietnamitas y que, por lo tanto, estaría bajo la supervisión del aeropuerto de Ciudad Ho Chi Minh. Pero sus controladores nunca llegaron a contactar con él.
Primera alarma
De repente, el radar lo había perdido como por arte de magia. En medio del asombro inicial, se empezaba a sospechar lo peor: que el avión había caído al mar. Siguiendo el procedimiento de emergencia habitual, Malasia ordenaba la búsqueda del vuelo desaparecido alrededor de la zona donde había establecido su última comunicación, a 120 millas náuticas (unos 220 kilómetros) al este de la ciudad costera de Kota Bharu y a 300 kilómetros al sur de la isla vietnamita de Phu Quoc.
Durante las primeras horas del rastreo ordenado al amanecer, retransmitido en directo por las redes sociales a velocidad de Twitter y Weibo, se sucedieron varios rumores sobre el hallazgo de los restos del aparato, que luego fueron desmentidos por la Armada vietnamita. Surgían así las primeras incógnitas sobre el lugar donde el avión se había estrellado, pero los expertos insistían en que lo normal era encontrarlo al cabo de unos días. Desde entonces, se ha podido comprobar que ninguno de los objetos avistados flotando sobre el mar, como un chaleco salvavidas o dos enormes manchas paralelas de aceite, pertenece al vuelo perdido.
«Cada vez tenemos menos esperanzas» de encontrarlos con vidaPoco a poco, los familiares se iban enterando de la noticia y confirmaban sus peores temores al consultar el manifiesto difundido por Malaysia Airlines. «Cuando vi su nombre en la lista de pasajeros colgada en internet, no me lo podía creer», explicaba el pasado lunes a ABC Zhao Xin, una mujer de Dalian , en la provincia costera de Liaoning, cuyo hermano mayor, Zhao Gang, regresaba de Malasia después de un mes impartiéndole un curso de formación a los clientes a los que su empresa había vendido unas grúas. Junto a otros familiares, alojados por la compañía aérea en el Hotel Metropark Lido de Pekín, la mujer reconocía que, a medida que pasaban las horas, «cada vez tenemos menos esperanzas» de encontrarlos con vida.
De los 227 pasajeros, 153 eran chinos, 38 malasios, siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses y otros de Nueva Zelanda, Ucrania, Canadá, Rusia, Taiwán y Holanda. Junto a ellos iban un par de «polizones» que hacían saltar todas las alarmas. Primera sorpresa: a bordo del avión viajaban dos personas con sendos pasaportes de Italia y Australia robados en Tailandia .
La seguridad aérea mundial, que parecía blindada tras los atentados del 11-S, quedaba en entredicho porque ambos pasaportes figuraban en una base de documentos robados de Interpol, pero no habían sido contrastados ni por la línea aérea ni por los agentes de aduanas de Malasia, que habían permitido embarcar a los dos impostores.
Hipótesis de un atentado
Tan garrafal fallo disparaba la hipótesis de un atentado terrorista, que había sonado desde el principio. Con mayoría de pasajeros chinos, la desaparición ocurría una semana después de que una docena de hombres armados con cuchillos, presuntos terroristas uigures de la región musulmana de Xinjiang, mataran a 29 personas en la estación de trenes de Kunming . Durante la masacre, la Policía china abatió a cuatro de ellos y detuvo a uno, atrapando al resto a las pocas horas.
Tal y como desvelaba el «Financial Times», los billetes de los dos impostores habían sido comprados por un intermediario iraní, un tal «Míster Alí», en Pattaya, meca del turismo sexual en Tailandia. Pero su entrada en escena, que podría apuntar a una conexión con el terrorismo islamista, daba pie a otra hipótesis totalmente distinta por las circunstancias de la compra.
Pidieron los billetes más baratos, no para un vuelo concretoSegún relataba al citado periódico la agente de viajes que le había vendido los billetes, el intermediario no había pedido expresamente los pasajes para el vuelo de Malaysia Airlines entre Kuala Lumpur y Pekín, sino los más baratos. En principio, «Míster Alí» había reservado otros billetes con destino final a Europa a través de una ruta distinta para dos amigos suyos. Pero, cuando estos expiraron porque no había abonado su importe al cabo de unos días, se decantó por el fatídico vuelo MH 370 tan sólo 24 horas antes del despegue.
La inquietud por un ataque islamista llevó a las autoridades de Malasia, país con mayoría musulmana, a desvelar que los pasajeros con los pasaportes eran dos jóvenes también iraníes: Pouria Nour Mohammad Mehrdad, de 19 años, y Delavar Seyed Mohammadreza, de 29. Identificados con las cámaras del aeropuerto de Kuala Lumpur, iban a hacer escala en Pekín y Ámsterdam antes de alcanzar sus destinos finales en Europa. Haciéndose pasar por el austriaco Christian Kozel, Nour Mohammad se dirigía a Francfort para encontrarse con su madre, mientras que Delavar Seyed viajaba a Copenhague bajo la identidad del italiano Luigi Maraldi.
Inmigrantes ilegales
Debido a los avatares de la compra de sus billetes, ni el inspector jefe de la Policía de Malasia, el general Khalid Abu Bakar, ni el secretario general de Interpol, Ronald K. Noble, creían que ninguno de ellos fuera un terrorista. Más probable parecía que fueran inmigrantes ilegales camino de Europa.
Pero, al tiempo que se aclaraba esta incógnita, surgían nuevos interrogantes igual de desconcertantes. En una nueva vuelta de tuerca, Malasia reconocía que el avión podía haberse girado en pleno vuelo y cambiado su ruta sin avisar a la torre de control, como es obligatorio. Así lo sugerían las lecturas de sus radares, que luego habían detectado un aparato no identificado, que ha resultado ser el avión perdido, en la costa occidental de Malasia, justo al otro extremo de donde se había perdido el contacto.
Para aclarar este misterio, la búsqueda, en la que ya participan 43 barcos y 58 aviones de una docena de países, se ampliaba al estrecho de Malaca, que discurre paralelo a Indonesia, y al sur de la isla tailandesa de Phuket. Dos puntos que se sitúan a unos 400 kilómetros de donde había comenzado el rastreo, que ya abarca unos 90.000 kilómetros cuadrados, como la superficie de Castilla y León, y debe ser expandido hacia Asia Central y el Océano Indico.
La cuestión estriba ahora en saber quién pilotaba y hacia dónde Ahondando en este giro inesperado, «The Wall Street Journal» desvelaba que el avión pudo haber volado cuatro horas después de su desaparición. Así lo indicaban los datos enviados automáticamente por sus motores a un centro informático de su fabricante, Rolls Royce.
Aunque el ministro de Transportes de Malasia, Hishammuddin Hussein, lo negaba, la agencia Reuters tiraba aún más del hilo y, citando hasta tres fuentes próximas a la investigación, informaba de que el avión se había salido de su ruta hacia el este para seguir un rumbo totalmente distinto. Pero no de forma indefinida, lo que denotaría que iba perdido, sino pasando por unos puntos de navegación que aparecen en los mapas que los pilotos utilizan para volar a Oriente Medio y Europa.
Forzado por todas estas filtraciones, el primer ministro malasio convocaba este sábado una rueda de prensa que levantaba gran expectación. Sin aceptar preguntas, Najib Razak confirmaba que el avión había seguido volando bastantes horas después de su último contacto con la torre de control. Siguiendo su intervención por internet a través de una pantalla colocada en el hotel Lido de Pekín, los familiares de los pasajeros chinos recibían un nuevo sobresalto que vuelve a abrir todos los interrogantes.
La cuestión estriba ahora en saber quién pilotaba el avión tras salirse de su ruta, por qué y hacia dónde, ya que de momento ningún grupo terrorista ha reivindicado su secuestro. Angustiados, los parientes de los pasajeros se aferran a la esperanza de que el vuelo no se haya estrellado o de que aún haya supervivientes. Como si fuera un caso paranormal, algunos aseguran que han telefoneado a sus móviles tras la desaparición y han oído el tono de la llamada, pero nadie les ha contestado ni respondido a sus mensajes. De momento, siguen «perdidos» en el misterioso vuelo MH 370.
«Perdidos» en el vuelo malasio MH370
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