Las dos Coreas reabren el polígono de Kaesong tras rebajar la tensión

Con la actividad detenida desde entonces, el parque de Kaesong ha visto reabiertas sus puertas una vez que se ha rebajado la tensión después de que Corea del Norte celebrara en julio el 60 aniversario del fin de la guerra. Según el Ministerio para la Unificación surcoreano, unos 820 empresarios, capataces y trabajadores de 90 compañías cruzaron esta mañana la frontera para regresar a sus fábricas, donde se habían presentado unos 32.000 operarios del Norte. En principio, las compañías que reinicien su actividad lo harán en fase de pruebas para comprobar el estado de sus máquinas, que han permanecido paradas durante todo este tiempo.

A tenor de la agencia surcoreana Yonhap , la suspensión de la actividad le ha costado a las empresas de este país un billón de won (691 millones de euros) en pérdidas. Para evitar que la tensión militar vuelva a afectar al recinto, las dos Coreas han creado un comité que supervisará la actividad empresarial e intentará resolver todos los problemas relacionados con el normal funcionamiento de sus operaciones. En un intento por despejar cualquier duda para el futuro, Corea del Norte incluso ha invitado a firmas extranjeras a instalarse en Kaesong, pero los empresarios temen que sus inversiones estén sujetas a las veleidades de Kim Jong-un.

Nacido al amparo de la “ política de acercamiento ” (“sunshine policy”) que trajo la histórica cumbre celebrada en junio de 2000 por el entonces presidente surcoreano, Kim Dae-jung, y el “Querido Líder” del Norte , Kim Jong-il , el parque de Kaesong fue construido en 2003 por la corporación Hyundai. Explotado por dicha multinacional desde su apertura a finales de 2004, albergaba 123 empresas surcoreanas de los más diversos sectores, desde componentes de automóviles hasta menaje para el hogar, que tenían contratado s a 53.000 trabajadores del Norte .

Fortunas paupérrimas

Cada año, su producción generaba 470 millones de dólares (367 millones de euros) y 90 millones de dólares (68 millones de euros) en sueldos que las compañías del Sur pagaban a los empleados norcoreanos, que iban directamente al Estado en lugar de a sus bolsillos. Con unos salarios medios de 127 dólares (97 euros) al mes, una fortuna en la paupérrima Corea del Norte, las empresas surcoreanas se aprovechaban de esta baratísima mano de obra para abaratar costes y, a cambio, inyectaban divisas al asfixiado régimen de Pyongyang.