La larga mano de Moscú en Bulgaria
Los socialistas búlgaros tejen nuevas alianzas con Rusia y se alejan de la UE
La larga mano de Moscú en Bulgaria
«Bulgaria es un territorio muy importante para los grandes monopolistas rusos del gas y la energía nuclear, Gasprom y Rosatom . Más del 90% de la energía búlgara –gas, petróleo y la nuclear– procede de Rusia. Tan pronto llegó al poder, este gobierno ... declaró que incentivará los proyectos energéticos rusos: la nueva central nuclear de Belene y el gasoducto Flujo del Sur», afirma a ABC el escritor y profesor universitario Vladimir Levchev , un asiduo de los casi 50 días de protestas contra el gobierno de Plamen Oresharski. Exigen su dimisión y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Levchev, figura emblemática de los albores de la democracia, célebre por su disidencia del régimen comunista del dictador Yivkov, afirma que «por una parte, la dependencia energética de la Rusia de Putin permite controlar a nuestros políticos, y, por otra, puede utilizar a Bulgaria como caballo de Troya en la Unión Europea».
El actual afán de remodelar la orientación geoestratégica del país, miembro de la UE desde 2007, resulta difícil de ocultar. Una evidencia de ello es la presencia en los distintos niveles de la administración de antiguos agentes o colaboradores de los servicios secretos del régimen comunista búlgaro vinculados a la KGB que, en resumidas cuentas, protege los intereses de la mafia energética ruso-búlgara.
Esta afirmación no es gratuita. Ya lo manifestó en 2008 el entonces embajador estadounidense John Byerly al comentar el hecho de que el máximo representante diplomático búlgaro en la OTAN había sido agente en plantilla de la Seguridad del Estado: «Trabajaremos juntos con esas personas porque en Bulgaria éstas son muchas».
Hace poco más de una semana, durante su estancia en el país, la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Justicia, Viviane Reding , afirmaba, tal como informó ABC en su momento, que «las palabras que más oigo aquí son "oligarquía" y "corrupción" ».
Oligarquía
Nuestro interlocutor opina que «la oligarquía búlgara se gestó en los años noventa a imagen y semejanza de la rusa ; personas de confianza del partido comunista y los servicios secretos recibieron en los años 90 mucho dinero de las arcas del estado acumulado durante el régimen comunista y de la noche a la mañana se volvieron multimillonarios vinculados al partido socialista, antiguo comunista».
El ministro de Exteriores del actual gobierno, Kristian Viguenin , tan pronto accedió al cargo, proclamó que recurrirá a los servicios de funcionarios, tanto en cargos directivos como al frente de embajadas en el extranjero, que habían sido excluidos de éstos en años anteriores al ser desvelada su vinculación a la antigua Seguridad del Estado.
La ambición de los socialistas búlgaros de alejar a su país de los valores de la democracia occidental la observamos también en su maridaje con los ultranacionalistas de Ataka. Este partido abiertamente antieuropeo –califica a los europeos de colonialistas– posee, en palabras de Levchev, «una ideología neonazi y racista y, al mismo tiempo, apoya abiertamente los intereses rusos».
En estas circunstancias, los búlgaros, cansados de los 45 años de régimen comunista y de casi 25 años de transición que se parece al cuento del nunca acabar, agobiados por la pobreza y el desempleo, con enorme preocupación intentan vislumbrar su futuro aunque lo que ven es «la mano larga de Moscú» , a pesar de que su mayor anhelo es permanecer en Europa donde históricamente han estado siempre y no incorporarse a la tristemente célebre Unión Eurasiática de Putin.
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