bosnia
Entierran a 409 víctimas del genocidio de Srebrenica en una emotiva ceremonia
Cada 11 de julio, miles de musulmanes acuden a honrar a sus muertos, sin embargo quedan por identificar 2.000 desaparecidos de la matanza cometida por las fuerzas serbias en julio de 1995
ALfonso armada
¿Cuánto espacio ocupan 409 ataúdes, aunque sean estrechos y livianos porque solo contienen huesos? Mustafa, Mirzet y Nijat Rizvanovic encontraron la muerte hace 18 años junto a otros 8.372 musulmanes bosnios, asesinados por los radicales serbios. El crimen se cometió en torno a ... Srebrenica, un enclave protegido por las Naciones Unidas, y ante la pasividad de los centenares de cascos azules holandeses allí desplegadas. El padre, Mustafa, nacido en 1954, y sus dos hijos, Mirzet, de 19, y Nijat, de 17, yacen ahora en tres tumbas contiguas. Fueron tres de los 409 identificados, que lograron recuperar su nombre. Fue la pequeña justicia que se les hizo a ellos y a sus familiares.
Aunque parezca inverosímil, Srebrenica y Potocari se encuentran bajo la autoridad de la República Srspska, una de las dos entidades que forman Bosnia-Herzegovina, fruto de las fronteras étnicas trazadas a sangre y fuego en la guerra que entre 1992 y 1995 desgarró la antigua república yugoslava y consagradas en el acuerdo de paz de Dayton. En Potocari, estaba la base holandesa y se ha levantado un cementerio-memorial para albergar a todas las víctimas del genocidio . Allí, cada 11 de julio, miles de musulmanes acuden a honrar a sus muertos. A pesar de que los cadáveres fueron desmembrados y arrojados en fosas comunes, los forenses han logrado identificar hasta el momento (sumados los últimos 409) a 6.066 personas, víctimas del mayor genocidio cometido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Un aguacero descargó sobre Potocari en medio del funeral. Nadie se movió, ni siquiera el coro de jóvenes muchachas vestidas con una túnica negra y la cabeza descubierta, que interpretó bajo la lluvia el himno a Srebrenica. Fue uno de los momentos más emocionantes de una ceremonia, seguido de la oración, a la que se sumaron los miles de personas que asistieron a los 409 entierros simultáneos de este año. Cuando los fieles repetían las invocaciones del mufti, en los momentos de silencio se escuchaba con claridad el agua de las fuentes. Antes habían hablado las autoridades reunidas en una de las naves vacías de una fábrica que sirvió de alojamiento a los cascos azules y, cuando llegaron en tres camiones, el pasado martes, los 409 ataúdes verdes. La palabra genocidio se empleó en numerosas ocasiones . Así lo hizo el embajador estadounidense en Bosnia, Patrick Moon, que reclamó que los responsables de la matanza pagaran por ello.
El presidente serbio, Tomislav Nikolic, miembro del ultranacionalista Partido Radical Serbio, pidió perdón desde Belgrado por todos los «crímenes» cometidos por los serbios durante la fragmentación de la antigua Yugoslavia, pero se negó a emplear el término consagrado por las Naciones Unidas para lo que ocurrió en Srebrenica. Una actitud que no comparten las Mujeres de Negro, que como todos los años viajaron desde la capital serbia para sumarse a los actos conmemorativos de la tragedia (muchas no pudieron contener las lágrimas durante el funeral), ni las Madres de Srebrenica. Su presidenta, Munira Subasic, dijo que Nikolic debe hacer lo que su predecesor. B oris Tadic aceptó que lo ocurrido en Srebrenica fue un genocidio. Bajo el mandato de Tadic fueron finalmente detenidos y enviados al Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia los dos principales instigadores de la limpieza étnica y la guerra en Bosnia-Herzegovina, Radovan Karadzic y el general Ratko Mladic .
Los no identificados
El más pequeño de los ataúdes enterrados ayer bajo un metro de tierra apelmazada por la lluvia pertenecía a una niña que murió nada más nacer el 11 de julio de 1995 en la base holandesa de Potocari. Su madre, Hava Muhic, viajó desde algún lugar de Europa, donde vive con un hijo que logró sobrevivir, para asistir al sepelio de su hija. Ante la pasividad de los cascos azules desplegados en Srebrenica para proteger a los civiles , las tropas de Mladic separaron a las mujeres de los hombres: todos los que estaban en edad militar y varios centenares de niños fueron enviados al matadero. Una simple estela de madera reza: Recién nacido Muhic (padre Hajrudin), 11.07.1995. La misma fecha para el nacimiento y la muerte. Un monolito de mármol blanco, como el resto de las 6.065, con la inscripción Fátima, sustituirá a la estela de madera, junto a la tumba de su padre, Hajrudin. El pequeño consuelo de saber dónde están tus muertos. Una forma de cerrar el luto. Quedan por identificar más de 2.000 desaparecidos.
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