«El Ejército será clave para evitar una transición sangrienta en Cuba»

-¿Qué está ocurriendo en la disidencia interna cubana?

-Se encuentra en un proceso de maduración en el que la mayoría del liderazgo opositor comprende que debe obviar las posturas caudillistas y concentrarse en trabajar en equipo, para lograr finalmente llevar a Cuba hacia una democracia representativa sin derramamiento de sangre.

«Ahora las palizas las recibimos de paramilitares, de bajo nivel cultural»-¿Se ha recrudecido la represión en Cuba? En los últimos días, su grupo ha denunciado asaltos a casas de opositores.

-Está peor porque ahora las palizas no nos las dan precisamente ni la policía política ni la policía criminal sino los paramilitares, por lo general gente con bajo nivel cultural y moral que se ensañan con los opositores.

-Como antiguo cadete ¿ve movimientos en el Ejército hacia una transición?

-Sí hay movimientos en el Ejército, pero encaminados hacia una transición fraudulenta en la que los militares pretenden imitar lo que ocurrió en Rusia: los que tenían el poder continuaron en él aceptando una oposición débil que realmente no podía acceder al poder político.

-¿Ve posible que Raúl Castro admita a algunos disidentes en la Asamblea Nacional?

-Depende de las circunstancias políticas y económicas en Venezuela. Si el gobierno de Nicolás Maduro no logra mantenerse en el poder y cae por un revocatorio al que tienen derecho los venezolanos en dos años, esto podría acelerar la situación. Fidel y Raúl Castro están tratando de que, con las circunstancia en Venezuela, les dé tiempo de morirse en el poder. Las mayores probabilidades de que acepten a los opositores en el Legislativo será tras la desaparición física de Fidel y Raúl Castro, y de la generación histórica que hizo la revolución cubana.

-¿El Ejército será clave en la caída del régimen cubano?

-Indiscutiblemente será clave, sobre todo en evitar en que haya una caída sangrienta y violenta.

«Miembros de Interior sí se están manchando las manos de sangre»-¿Cree que han suavizado su actitud hacia la disidencia?

-El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias está tratando de no mancharse las manos de sangre y de mantener una distancia respecto a la represión contra la oposición para que, a la hora de una transición, nadie les pueda tildar de represores y poder tener acceso al poder político. Algo que no ocurre con muchos de los miembros del Ministerio del Interior, que sí se están manchando las manos de sangre.

-¿Los militares controlan las principales empresas de la isla?

-Algunos ya se han convertido en empresarios, otros están en proceso y otros son militares todavía.

-¿Cree que el régimen de los hermanos Castro está tomando medidas para cuando deje de recibir el petróleo y los dólares de Venezuela?

-Por supuesto, el gobierno está tratando de tomar medidas en apariencia, para aparentar una democracia sin entregar el poder para insertarse en el contexto latinoamericano y que la región no le rechace.

-¿Merecieron la pena sus huelgas de hambre, a pesar de las secuelas para su salud?

-Yo pienso que sí. No es nada extraordinario hacer una huelga de hambre por la libertad y la democracia del país. Los padres fundadores de la nación cubana lo perdieron todo, incluidas sus riquezas y sus vidas. Los opositores pacíficos somos ahora los padres fundadores de la nueva independencia de Cuba, por lo tanto, todo lo que se haga por la patria no es nada extraordinario, es el deber una persona que se considere patriota.

-¿Cómo valora el papel de la Iglesia católica cubana que, junto al gobierno español, medió en la excarcelación de presos políticos en 2010?

-La Iglesia católica cubana no se puede mirar desde un punto de vista monolítico: existe una alta jerarquía, un clero medio y una feligresía. Es indiscutible que dentro de la alta jerarquía existen puntos de vista divergentes. Pero como la Iglesia católica en todas las partes del mundo funciona como un ejército, el cardenal Jaime Ortega es el que tiene la última palabra y hay que obedecerlo aunque no se esté de acuerdo.

-¿El fusilamiento del general Ochoa en 1989 le abrió los ojos?

-Se me empezaron a abrir a partir de 1980, cuando estuve en Angola y vi cómo se imponía un sistema totalitario a la fuerza. También en la Unión Soviética, donde observé el desmoronamiento poco a poco de una sociedad que se vendía al exterior como casi perfecta y era vergonzosa. El detonante de todo esto que yo llevaba dentro sí vino cuando el general Arnaldo Ochoa y otros oficiales fueron asesinados bajo un manto de supuesta legalidad jurídica.

«Espero de las autoridades españolas que se solidaricen con el pueblo cubano»-¿Qué espera de España?

-Espero que sus autoridades se pongan a tono con el sufrimiento del pueblo cubano y se solidaricen con él.

-¿Qué le parece la reciente reanudación de las negociaciones migratorias y postales entre Washington y La Habana?

-Todo eso es bueno, pero siempre les hemos pedido a las autoridades parlamentarias y ejecutivas norteamericanas que esos diálogos no conlleven una traición y obviar al pueblo de Cuba, tanto el que está dentro como el de la diáspora, en unas negociaciones secretas. Hasta ahora nos han asegurado que esto no existe y no existirá. Confiamos en la palabra de las autoridades norteamericanas, pero sabemos que el gobierno cubano está buscando la financiación de la dictadura por parte de su peor enemigo y estamos alerta.

-¿Todo esto se lo aseguraron durante su reciente reunión en Washington con la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson?

-Todas las autoridades ejecutivas y parlamentarias nos han asegurado que ellos respetan y respetarán al pueblo cubano por encima de todas las cosas y que, primero, el gobierno cubano tiene que resolver el diferendo con su propia ciudadanía para después resolver el diferendo con el gobierno de EE.UU.; que lo que están tratando son asuntos meramente técnicos.