El economista Plamen Oresharski, primer ministro de Bulgaria con el apoyo socialista
Oresharski no pertenece a ningún partido y sustituye en el cargo a Marin Raikov que ha ocupado el puesto como interino en los últimos tres meses
rafael alvarado
Durante una sesión que comenzó con grandes enfrentamientos, el Parlamento búlgaro eligió el miércoles primer ministro al financiero Plamen Oresharski , de 53 años, con 119 votos a favor –Partido Socialista y el Movimiento de Derechos y Libertades, de la minoría étnica turca– ... y 98 en contra, del centroderechista GERB , hasta ahora en el poder, y el ultranacionalista Ataka .
«Seguro que no lograremos llegar a ser ricos, prósperos, pero la tarea, como mínimo al final de la legislatura, es que todos los búlgaros tengan más esperanzas de que el camino iniciado es el correcto», afirmaba Oresharski al tomar posesión del cargo, y para lograr su cometido piensa revisar el papel del Estado en la economía, sentar las bases de un modelo más estable para el desarrollo económico y procurar una mayor solidaridad en una sociedad «desgarrada por la confrontación».
Poco antes de iniciarse la sesión en el hemiciclo la posibilidad de que hubiera quórum seguía siendo una incógnita. En el último momento, el ultranacionalista Siderov , líder de Ataka, se registró asegurando así el voto indispensable para que se abriera la sesión. Figura polémica e imprevisible, irascible y desenfrenado, Siderov había calificado días antes en el Parlamento como «tíos mofletudos» a los embajadores de los países de la UE que asistían a la inauguración del nuevo Parlamento, lo que obligó al exprimer ministro y líder de GERB, Boiko Borisov , a pedir perdón «como búlgaro» a los diplomáticos extranjeros de cuyos países Bulgaria espera recibir en los próximos años más de 12.000 mil millones de euros .
Las vergonzosas escenas que se desarrollaron ayer en el Parlamento se habían estado repitiendo a lo largo de la campaña electoral y durante todo el período posterior. La crispación política hizo mella en los analistas durante los diversos debates y la sociedad fue testigo de actuaciones que nada tenían en común con los tan repetidos principios de la democracia de los que todos presumían.
El primer ministro del gobierno de transición en los últimos tres meses, Marin Raikov , resumía esta situación señalando que hay que olvidarse del revanchismo: «Si Bulgaria necesita de una revolución , esta es renunciar a las constantes revoluciones que vivimos».
El economista Plamen Oresharski, primer ministro de Bulgaria con el apoyo socialista
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