¿Fue Hitler un cobarde en la Primera Guerra Mundial? Este es el trabajo que le avergonzaba

El futuro dictador ocultó siempre que había combatido como cabo ciclista a pesar de que era una de las tareas más arriesgadas de la época

Los 'negros' del 'Mein Kampf': la intrahistoria de cómo Hitler (no) escribió su manifiesto nazi

Un mensajero ciclista del ejército alemán distribuyendo cartas y paquetes en el frente ABC

El 13 de octubre de 1918 fue un día que pudo haber cambiado la historia de la humanidad. Aquella jornada, un joven cabo del ejército germano gritó de terror cuando los británicos atacaron con gas venenoso el búnker en el que descansaba. Muchos de sus ... compañeros murieron, pero él logró escapar y, según explicó poco después, pudo dirigirse hacia «la retaguardia con los ojos ardiendo». Después de varios meses de ceguera se recuperó y se dedicó a su gran pasión, la política. Aquel chico era Adolf Hitler, y se ha repetido una y mil veces que no combatió con valentía durante la Primera Guerra Mundial. ¿Realidad o ficción?

El misterio es difícil de desvelar. Lo poco que Hitler comentó sobre la Gran Guerra se encuentra en sus memorias, el 'Mein Kampf'. En las mismas explicó que, tras enterarse del comienzo de las hostilidades, se unió al ejército. «El 3 de agosto de 1914 presenté una solicitud directa ante el Rey Luis III de Baviera, con la petición de ser incorporado a un regimiento bávaro». Su petición fue admitida y se unió al Regimiento List, con el que combatió en el Rin y en Flandes.

Y de ahí, a las batallas. Hitler luchó en el Somme a finales de 1916 hasta que cayó herido. A continuación, fue enviado a retaguardia hasta «finales de 1917», cuando se reincorporó a su antigua unidad. Su testimonio siempre es general y no se centra en los pormenores de la vida en el frente.

Tan solo hay un momento en el que sí narra un suceso de forma detalla, y ese es el ataque con gas que sufrió en 1918, cuando se hallaba en un búnker ubicado en una colina cerca a Ypres. Mientras descansaba, las tropas inglesas arrojaron gas mostaza en el interior de la fortificación. «Al amanecer, fui presa de terribles dolores que […] se hacían más intensos». Las toxinas le provocaron una ceguera que le acompañó varios meses.

Esta versión de su participación en el conflicto es real, aunque incompleta. Es cierto que Hitler fue asignado a la 1ª Compañía del 16º Regimiento Bávaro de Infantería de Reserva (conocido, en efecto, como Regimiento List), pero la verdad es que, durante la mayor parte del tiempo, fue un cabo 'Radfahrer' o mensajero ciclista.

El soldado obviaba este dato y dejaba entrever que había combatido en las trincheras como un soldado más. Craso error, pues el trabajo de los correos de la época era muy peligroso y respetado por los mandos. De hecho, siempre se presentaba voluntario para las misiones más difíciles.

Ejemplo de ello es que fue herido dos veces mientras custodiaba un mensaje y que obtuvo sendas condecoraciones por ello: la Cruz de Hierro de 2ª Clase y la Cruz de Hierro de 1ª Clase. Él, por el contrario, dejó que la propaganda nazi extendiera que la última medalla la había ganado tras capturar en solitario a siete soldados franceses. A cambio, tampoco escribió que la ceguera de la que tanto se enorgullecía no era culpa del gas, sino que era «histérica» o psicológica.

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